La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a otro ex empleado bancario acusado de estafar 137.000 euros a un cliente de la entidad y amigo personal, realizando operaciones sin su consentimiento. La fiscal pide dos años de cárcel para el acusado y su esposa, que figuraba como administradora de la mercantil a la que se ingresó el dinero. El acusado, despedido del BBVA al descubrirse los hechos en 2010, negó los hechos y adujo que ambos eran socios en una empresa y achacó las pérdidas a un negocio en común que salió mal. La Fiscalía sostiene que el procesado puso a nombre del cliente, ya fallecido, una póliza de crédito sin su consentimiento; mientras que el procesado alegó que ésta era una renovación de otras suscritas anteriormente. El acusado adujo que el nombre del cliente no debía figurar en su mercantil por problemas de incompatibilidad, así como también ocurrió con la esposa del acusado a la que puso como administradora por no tener problemas con el banco.