Un juzgado de primera instancia de Oviedo ha ordenado la búsqueda y localización por sustracción de menor de una pareja de Sueca (Valencia) que recurrió al Tribunal Supremo para evitar que les quiten a su hijo de cuatro años, quien vive junto a ellos en régimen de preadopción desde que tenía 18 meses. La Audiencia Provincial de Oviedo le ha dado la razón a la madre biológica, una joven guineana de 19 años, quien vivía en un centro de menores del Principado cuando dio a la luz. Sin embargo, los padres adoptivos no comparecieron en la fecha límite de entrega, fijada para el pasado 8 de agosto, y podrían incurrir en un delito sustracción de menores y obstrucción a la Justicia.

Mientras las autoridades tratan de localizar al matrimonio valenciano, la lucha en los tribunales por el pequeño prosigue después de que éstos depositen su confianza en la resolución del Alto Tribunal.

Por un lado una madre biológica a quien le arrebataron a su bebé cuando apenas tenía 14 años tras una década recorriendo hogares tutelados, pero que ahora cuenta con la estabilidad necesaria para ejercer «una maternidad responsable», según el último informe de un equipo de psicólogos y trabajadores sociales que la examinó. Por el otro unos padres en régimen de preadopción que han criado al niño desde los 18 meses como si fuera su propio hijo, dándole cariño, amor y el calor de un hogar. Y a quienes ahora los juzgados tratan de arrebatarles al «angelito que les dio la vida», como remarca Noelia.

Ambos tienen motivos suficientes y argumentos para reclamar al pequeño, quien es realmente la verdadera víctima de esta historia. «La decisión de la Audiencia Provincial de Oviedo es aberrante y puede resultar traumática e irreversible para el niño», aseguraba Enrique Vila, letrado de la familia de Sueca. Por su parte, Nieves Ibáñez, abogada de la madre biológica, defiende que el menor debe estar con su verdadera madre después del rosario de escritos al juzgado y recursos que ha tenido que atravesar ésta para poder reunirse con su pequeño.

La joven, que actualmente estudia marketing y vive con su pareja en Oviedo, vivió una adolescencia complicada. María José Abeng ingresó en un centro juvenil a los once años después de una discusión con su madre. Tras un periplo en centros y hogares tutelados la menor se quedó embarazada. En los primeros meses de gestación pudo ocultar su embarazo pero estando de siete meses optó por huir a Guinea por miedo a que le quitaran a su bebé. No obstante, después de contactar con un familiar la joven regresó y tuvo al recién nacido en Asturias.

La Administración asumió la tutela y guarda del pequeño hasta que se resolvió iniciar un acogimiento preadoptivo al que ella siempre se opuso, según insiste.