Uno de los gatos sobre los que arrojaron un líquido corrosivo el domingo en el Puerto de Alicante falleció ayer por la mañana al no haber podido superar las lesiones provocadas por el ácido, según informaron ayer fuentes de la Asociación Felinos Lo Morant que se hizo cargo de los cachorros. Como ya publicó este diario, el dueño de un restaurante del Puerto de Alicante fue detenido el pasado domingo por la tarde como presunto autor de un delito de maltrato animal tras la denuncia de varios ciudadanos indignados. Las cuatro crías apenas contaban con seis semanas de edad y dormían con su madre bajo las escaleras de acceso a uno de los locales.

El gato fallecido era el que se encontraba en peor estado de la camada, ya que había llegado a ingerir el producto corrosivo y las lesiones le afectaron al sistema digestivo. Tras tener que ayudarle para que se alimentara, el gato finalmente no pudo superar las heridas y falleció sobre el mediodía de ayer. La última reforma del Código Penal ha endurecido las penas por el delito de maltrato animal y prevé hasta 18 meses de prisión en el caso de que las lesiones causadas provoquen la muerte.

El presunto agresor quedó en libertad el lunes tras prestar declaración en la Comisaría, donde pasó la noche en los calabozos. El atestado policial con la investigación fue remitido a los juzgados el martes. Todo apunta a que será el juzgado de Instrucción número seis el que tenga que asumir las diligencias por presunto maltrato animal y ahora deberá citar al presunto agresor para tomarle declaración. La Asociación Felinos Lo Morant seguía ayer recabando documentación para personarse en la causa como acusación particular.

La alerta se produjo sobre las 20.30 horas de la tarde del domingo en el Muelle de Levante del Puerto después de que una mujer llamara a la Policía tras encontrarse una caja con los gatos dentro maullando y gritando de dolor y con evidentes signos de quemaduras. Las cuatro crías apenas contaban con seis semanas y eran gatos callejeros que solían dormir bajo unas escaleras de la zona comercial, indicaron algunos de los testigos. Personal de los locales vecinos habrían manifestado que al arrestado le molestaba la presencia de los gatos en las proximidades de su negocio. El hombre ha admitido que arrojó un cubo sobre las crías pero ha dicho en su descargo que pensaba que tenía agua. Todo apunta a que pudo tratarse de algún producto de limpieza para las cocinas del establecimiento.

La mujer avisó en un primer lugar a los agentes de la Policía Portuaria que, tras las primeras gestiones, dio traslado de los hechos a los agentes municipales y finalmente se hizo cargo la Policía Nacional que, a través de funcionarios de la Brigada de Seguridad Ciudadana procedieron a la detención del presunto agresor. Las gestiones de los agentes determinaron que se localizara a un testigo que pudo ser un testigo presencial del momento en que se arrojó el cubo sobre la camada de gatitos.