Un grupo de siete montañeros de la provincia de Alicante que fue el pasado fin de semana al parque nacional de Sierra Nevada para ascender el pico del Mulhacén regresó de Granada con una doble satisfacción, la de llegar a la cima y sobre todo la de rescatar y salvar la vida a otro montañero que estaba herido y llevaba quince horas refugiado en una cornisa, esperando que alguien le divisara y pudiera auxiliarle. Tuvo suerte y el destino le sonrió porque carecía víveres y tenía frío a causa de haberse mojado en el riachuelo donde sufrió el accidente. Desde su domicilio en Jaén, el montañero herido ha mostrado su enorme gratitud a sus rescatadores, entre los que se encuentran Raúl y Antonio, dos agentes de la Unidad Adscrita de la Policía Nacional a la Generalitat que también son montañeros y han relatado a este diario el rescate.

La expedición de montañeros de Alicante llegó la noche del pasado 1 de julio al municipio de Güéjar Sierra, situado a mil metros de altitud. El Mulhacén está a 3.478 metros de altitud y esa misma noche ya iniciaron la ruta de ascenso. Recorrieron once kilómetros y sobre las dos de la tarde se cruzaron al montañero que luego resultó herido. Estaba haciendo fotos en la zona de la laguna de la Mosca.

Tormenta de granizo

Poco después se registró una fuerte tormenta de granizo y tras llegar a la cima del Mulhacén la expedición alicantina inició el descenso el sábado por la tarde y pasó la noche junto a la laguna de la Mosca. Según Antonio y Raúl, a las cinco de la madrugada reanudaron el descenso para llegar a Güéjar Sierra y la fortuna se alió con el herido porque era difícil escuchar su petición de ayuda. El descenso era junto a un riachuelo y, según les contó luego el accidentado, hasta «en tres ocasiones pensó que le habíamos escuchado», pero no fue así y siguieron descendiendo. Al final «escuchamos algo diferente al sonido del agua y nos pusimos a mirar; le dio la vuelta a su jersey verde para que viéramos el blanco y le vimos».

El montañero se resbaló cruzando el riachuelo cuando buscaba una zona para refugiarse durante la tormenta del sábado sobre las 16.30 horas y se rompió el peroné, además de sufrir una importante lesión en un tobillo. «Fue arrastrándose hasta una cornisa, hizo un pequeño muro con piedras y allí se cobijó», explican los agentes, quienes precisan que estaba mojado y no tenía ropa de abrigo, como tampoco víveres porque había ido a pasar el día y sólo llevaba una cerveza y una botella de bebida isotónica. Su teléfono no tenía cobertura, por lo que sólo podía confiar en la suerte. Y estuvo de su parte.

Estuvo solo durante casi 15 horas hasta que le auxiliaron los montañeros alicantinos. Cuatro de ellos cruzaron el riachuelo y tras evaluar que no podían cargar con el herido los 13 kilómetros de descenso avisaron al 112, ya que el móvil de uno de los agentes sí tenía cobertura. Mientras llegaba el equipo de rescate le abrigaron porque tenía frío.

Un equipo de la Sección de Intervención y Rescate en Montaña (Sereim) de la Guardia Civil de Granada se desplazó en helicóptero al lugar y dos agentes bajaron a tierra del aparato en una delicada maniobra al no poder aterrizar. Tras colocarle una férula para inmovilizarle la pierna herida, entre los guardias civiles y los montañeros alicantinos descendieron al accidentado hasta un lugar donde poder introducirlo en el helicóptero. Poco después lo subieron y concluyó con éxito la operación de rescate. «Nunca habíamos participado en un rescate así», se congratulan los agentes alicantinos, satisfechos con este servicio de auxilio, algo para lo que siempre están predispuestos en su trabajo como policías.