Decir «la bolsa o la vida» durante un atraco, ya parece algo del pasado. Los ladrones callejeros tienen ahora a su disposición otro tipo de botines que no necesariamente es el dinero en efectivo. El juzgado de guardia de Alicante decretó ayer el ingreso en prisión de un joven de 18 años al que se le imputan cinco robos de teléfonos móviles de alta gama sufridos por menores de edad en la zona de la playa de San Juan y el Cabo de las Huertas, según confirmaron a este diario fuentes cercanas al caso. Los robos se han registrado durante las dos últimas semanas, siempre por las mismas zonas y con jóvenes menores de edad. El Cuerpo Nacional de Policía ha detenido al presunto autor de estos robos y busca a un segundo implicado.
Las mismas fuentes explicaron que el asaltante apenas tuvo que hacer empleo de la fuerza física para obtener su botín. Con apenas 18 años recién cumplidos, era una persona de estatura alta, que con su tamaño conseguía intimidar a sus víctimas para que les entregaran los teléfonos móviles que llevaran encima. Del mismo modo, señalaron que no constaba que en ninguno de los robos que se le atribuyen se hubiera llegado a emplear la fuerza física, ni tampoco llegó a esgrimir arma blanca alguna.
Los atracos se cometieron entre el 2 y el 17 de junio en distintas zonas de la playa de San Juan y el Cabo de las Huertas. Los menores eran abordados por dos jóvenes que les intimidaban para que les dieran sus teléfonos móviles. El presunto atracador buscaba víctimas vulnerables que sabía que no le iban a plantar cara y le entregarían el botín sin rechistar. Tras la sucesión de los robos en esta zona, aunque el detenido no vivía allí sino que bajaba desde Alicante, los agentes han podido estrechar el cerco y capturar a uno de los implicados. Ahora buscan a un segundo sospechoso que pudo ayudarle a perpetrar estos golpes y que aún no ha podido ser detenido. Ante la reincidencia delictiva en un corto espacio de tiempo, la Fiscalía reclamó ayer el encarcelamiento del detenido por delitos de robos con intimidación tras pasar a disposición judicial.
Estos robos tecnológicos no son nuevos en la ciudad de Alicante, donde la Policía ya desmanteló a principios de año una banda extremadamente violenta que se dedicaba a robar teléfonos de alta gama y dinero en efectivo en zonas de ocio durante las noche de los fines de semana, principalmente en el Puerto de Alicante y el casco antiguo. El grupo estaba muy organizado y también usaba la violencia como último recurso y obtenía el botín mediante la intimidación, pero no dudaba en emplearla en caso de que fuera necesario y sus víctimas se resistieran. La operación se saldó el pasado mes de febrero con seis detenidos.
Desde la Fiscalía se ve con preocupación el aumento de este tipo de robos, en los que el objetivo es el teléfono o las tabletas que las víctimas llevan encima, dado que estas organizaciones pueden venderlas posteriormente en otro país. Dispositivos que se llevan por la calle, sin ser conscientes de que pueden atraer la atención de los amigos de lo ajeno.
