La Audiencia de Las Palmas ha condenado a 16 años de cárcel a una joven gallega que mató de una puñalada en el corazón a su pareja porque ya "no colmaba sus pretensiones económicas ni sus apetencias sexuales". Los hechos sucedieron en junio de 2013 en el domicilio que compartían en Arinaga (Gran Canaria).

El jurado que juzgó el caso hace dos semanas declaró probado que la procesada, Arantxa A. M., de 26 años y que se daba "aires de grandeza y no ocultaba su deseo de vivir cómodamente", mató a su novio, Jordi B. P., un hombre catalán 20 años mayor que ella, cuando los problemas económicos por los que atravesaban ya no le permitían financiarle "el alto tren de vida que llevaban". Tras asesinarlo, la gallega envolvió el cadáver en plásticos y lo escondió durante tres semanas en el garaje de la casa de Arinaga, donde siguió viviendo y manteniendo encuentros con otras parejas hasta que en julio de 2013 confesó a la Guardia Civil el crimen.

Precisamente por esa confesión de los hechos, que se produjo cuando aún no se había iniciado investigación alguna, la Audiencia concede a Arantxa A. M. el beneficio de una atenuante de colaboración con la justicia y reduce a 16 años las condenas de 19 y 20 años que demandaban, respectivamente, la Fiscalía y la familia de la víctima.

La procesada guardó silencio durante todo el juicio, en el que no quiso contestar ni a las preguntas de su defensa. Su abogado intentó alegar que había cometido el crimen influida por un trastorno disocial de personalidad y, sobre todo, en un contexto de presuntos malos tratos en el que únicamente se habría defendido. Sin embargo, el veredicto del jurado fue unánime y contundente respecto a esos supuestos: ni se probó que Jordi B. P. maltratara a Arantxa A. M. ni existe en la acusada patología mental alguna que redujera su capacidad de autocontrol.

El jurado concluyó que Arantxa A. M. mató a su pareja de una sola puñalada en el corazón, que le asestó cuando estaba acostado en la cama y no tenía posibilidad alguna de defenderse. Para los nueve ciudadanos que juzgaron el caso, el móvil del crimen fue el expuesto por el Ministerio Fiscal en su escrito de acusación: el hecho de que Jordi B. P. ya "no satisfacía" las apetencias económicas y sexuales de la que era su pareja.

"Consideran (los jurados) que no resulta acreditado que la acusada haya sido víctima de malos tratos y sí dan importancia a los problemas económicos por los que atravesaba la pareja y a la frustración sufrida por Arantxa en cuanto a sus expectativas de llevar una vida placentera y de alto nivel", resumió el magistrado ponente de la sentencia, Pedro Herrera.