«Como no has aceptado quitar la denuncia, ni el coche, ni el dinero, ya veremos qué pasa». Ésta es una de las supuestas amenazas que dice haber recibido el testigo protegido del crimen del alcalde de Polop para obligarle que se retracte de sus testimonios contra los acusados. El confidente ha implicado a dos abogados en estas supuestas amenazas, pero también a otras personas de su entorno íntimo. Una de las letradas sería su propia abogada y el otro, el defensor de algunos de los responsables del club de alterne que están encausados por el asesinato. Esta misma semana, el juzgado ha dado por finalizada la investigación del asesinato y ha transformado la causa en un procedimiento de jurado.

Como ya publicó este diario, la juez que investiga el asesinato de Alejandro Ponsoda ordenó a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que tomara declaración al testigo protegido después de que éste denunciara haber sufrido amenazas del entorno de los acusados y que temía por su vida. La declaración ya ha llegado al juzgado de Instrucción número dos de La Vila Joiosa, que ahora deberá decidir si deduce testimonio y abre una investigación por estas supuestas amenazas. Alejandro Ponsoda murió tiroteado a la entrada de su casa en octubre de 2007. El testimonio de este confidente fue la clave para que dos años después se practicaran las detenciones del caso, ya que éste aseguró que los acusados le ofrecieron matar a Alejandro Ponsoda. Un asesinato que se habría cerrado en los reservados del club de alterne Mesalina de Finestrat. Entre los arrestados estaba el sucesor de la víctima en la Alcaldía Juan Cano. Todos los imputados han negado cualquier implicación en los hechos y han acusado al testigo protegido de mentir.

Según la declaración, la abogada le llamó a su despacho para decirle que el otro letrado le había manifestado que le dijera una cantidad de dinero y los responsables del club de alterne se la harían llegar al día siguiente. La condición era que retirara los testimonios en la que implicaba a los detenidos en el asesinato. El testigo manifestó a los agentes que no quiso saber nada del ofrecimiento ya que él era «una persona de palabra y no podía cambiar la verdad manifestada en su momento porque todo era verdad». Aunque no se llegaron a hablar de cantidades concretas, en el dinero ofrecido también se incluían los gastos de representación legal por las repercusiones judiciales que le pudieran originar. El testigo dijo que le manifestaron que «si esto no se arregla antes, se arreglará después del juicio de mala manera». Asimismo añadió que durante toda la conversación la abogada se manifestó muy nerviosa.

Posteriormente, y a través de un amigo, los imputados le habrían dicho que como no había aceptado ni quitar la denuncia, ni el coche, ni el dinero, «ya veremos qué pasa». El testigo aclaró a los agentes que con el coche se referían a un Mercedes que le ofreció otro amigo, valorado en 37.000 euros. El testigo aseguró que desde entonces no ha vuelto a tener noticias del entorno de los acusados y teme por su vida y la de su familia, «ya que está firmemente convencido de estas persomas puedan estar esperando al resultado del juicio para cumplir las amenazas antedichas», según el informe policial.