La Policía sospecha que el presunto autor del asesinato de los hermanos Juan Carlos y Araceli Oliva Bellido, de 79 y 75 años, respectivamente, regresó varias veces al piso de las víctimas, en el número 54 de la calle Císcar después de haber cometido el doble crimen y que cuando decidió huir, lo hizo utilizando el vehículo de los fallecidos, un Opel Astra de color gris, ya que el coche desapareció de su aparcamiento habitual.

Todo apunta a que el sospechoso, que aún no ha sido localizado, improvisó el ocultamiento de los cuerpos en los días siguientes a los asesinatos, por lo que decidió regresar varias veces de madrugada para cubrir los cadáveres -metidos en sacos de dormir y atados- con arena de gato y una alfombra con el fin de camuflar el mal olor que la putrefacción iba a diseminar antes o después por la finca hasta alertar a los vecinos, como finalmente sucedió el pasado domingo.

Los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia tienen varios indicios que sustentan que el presunto autor del doble crimen, cuya identidad y datos personales ha decidido no revelar Levante-EMV para no entorpecer el éxito de la operación policial ni generar mayor alarma social, volvió a la casa de Juan Carlos y Araceli en las noches siguientes a los asesinatos.

Así, cuentan con testimonios de vecinos que escucharon «ruidos de pisadas» en varias noches distintas y «cuando ya había empezado el mal olor». Una vecina que prefiere mantenerse en el anonimato reparó en esas pisadas «porque no eran las habituales de Araceli o de Juan Carlos». De hecho, la mujer llegó a preguntarse qué tipo de calzado habían comprado para provocar un sonido tan peculiar. Recuerda que fueron varias las noches y que «siempre» se registraba el ruido de tacones, «con un andar rítmico pero lento» a partir de las once y media de la noche.

La mera idea de que el presunto asesino no intentara huir inmediatamente y que tuviera la osadía de regresar al lugar donde había dejado encerrados los cuerpos sin vida de sus víctimas, a las que mató por estrangulamiento tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV, mantiene aún más horrorizados y atemorizados a los vecinos del 54 de la calle Císcar.

El coche de las víctimas

Además, la policía ha constatado que el sospechoso, que recibe tratamiento por un trastorno psicológico, fue visto tanto en el entorno de la calle Císcar, como en el lugar donde reside hace muy pocos días, lo que confirma que no huyó nada más perpetrar los crímenes sino mucho más tarde.

Así, existen serias sospechas de que el presunto autor del doble crimen se fue justo tras el hallazgo de los cuerpos, lo que corrobora que la alarma volumétrica conectada en el interior del domicilio de Araceli y de Juan Carlos sí tenía como fin saber en qué momento se registraba movimiento en el piso y, por tanto, cuándo eran encontrados los cadáveres.

El sospechoso no escapó antes porque tenía que atender obligaciones personales a las que no quiso renunciar hasta que fue inevitable -cuando se conoció que los cuerpos habían sido descubiertos-, ya que a partir de ese instante corría el riesgo de que la policía lo identificara en cualquier momento y lo detuviera inmediatamente.

Fue entonces cuando inició la huida que había dejado preparada en estas últimas cuatro semanas, y que incluía escapar con el coche de sus víctimas, que desapareció de su aparcamiento habitual al mismo tiempo que él.

Por el momento, la Policía Nacional no ha logrado localizar ni el vehículo, ni al sospechoso, de quien se cree que actuó movido por la intención de quedarse con el dinero que las víctimas habían ahorrado de sus respectivos trabajos y las propiedades -terrenos y una casa- heredadas por parte tanto del padre como de la madre.