La provincia de Alicante ha sido otra vez escenario de la captura de un delincuente internacional que estaba siendo buscado activamente por las autoridades francesas. Castalla era el municipio que el fugitivo había elegido para tratar de pasar desapercibido y burlar las reclamaciones judiciales que tenía pendientes y por las que se enfrentaba a penas de diez años cárcel.

Según informó ayer la Comisaría Provincial de Alicante, un británico de 55 años fue detenido por contar con una orden europea de detención y entrega en vigor emitida por la Justicia francesa por un delito de pertenencia a organización criminal y tráfico de drogas, narcóticos y psicotrópicos. Las mismas fuentes indicaron que este hombre residía en Castalla, localidad en la que fue arrestado por los delitos de importación y venta de narcóticos, posesión de drogas, contrabando de bienes peligrosos para la salud pública y un delito de participación en conspiración criminal.

El detenido era el principal responsable de un entramado criminal especializado en el tráfico de drogas entre Francia y España, concretamente de sustancias estupefacientes como éxtasis, cocaína, cannabis.

El arrestado fue puesto a disposición del Juzgado Central de Instrucción de la Audiencia Nacional el pasado 14 de mayo.

El litoral alicantino es desde hace décadas refugio, junto con la Costa del Sol, para los huidos de la Justicia del Reino Unido, pero en los últimos años se han intensificado las campañas para localizarlos, con difusión incluida de las imagenes de los principales criminales, y entre 2012 y 2015 la Guardia Civil apresó a 275 británicos a los que se había puesto el cartel de «Se busca».

Muchos de ellos contaban con una requisitoria nacional española y un buen puñado de ellos (24) tenían o una orden europea de detención y entrega o una orden internacional de búsqueda y captura emitidas no sólo por España, sino también por otros países como Alemania, Bélgica o Francia. El número de reclamados internacionalmente y capturados en España aumenta cada año. Así, se ha pasado de tres en 2012 a diez en 2015. La Costa Blanca, la Costa del Sol y los dos archipiélagos son las zonas preferidas en las que el británico buscado por la Justicia intenta esconderse porque, de hecho, puede pasar más desapercibido entre las colonias de compatriotas.