La Audiencia de Alicante ha condenado a cuatro años de prisión al gurú financiero acusado de estafar cerca de medio millón a ocho inversores que le perdieron sus ahorros tras entregárselos con la promesa de obtener una alta rentabilidad, según la sentencia hecha pública ayer. Francisco Villanueva Garijo se encuentra en prisión cumpliendo condena por otros hechos similares, motivo por el que la defensa planteó al inicio del juicio que el empresario ya había sido juzgado por estos hechos, una pretensión que ha sido desestimada por la Audiencia. El fallo impone también tres años y medio de cárcel a Benito Villanueva Garijo otro hermano del acusado por su participación en los hechos y absuelve a otras dos acusadas, empleadas de la empresa, por no considerar probado que intervinieran en las operaciones denunciadas.

El acusado era administrador de la mercantil que comenzó como una agencia de seguros, ampliando después su actividad a entidad de crédito y la intermediación financiera. El capital lo obtenía de inversores privados que destinaba a refinanciar deudas de sus clientes de la sociedad que por su difícil situación económica no podían acceder al crédito ordinario de los bancos. La actividad terminó con multitud de denuncias que se han ido juzgando por separado. Los hechos que motivaron este último juicio se corresponden al año 2006. Otra de las denuncias se juzgará hoy en la Audiencia.

La sala considera probado que el acusado prometió una rentabilidad «extraordinaria», del 15 y el 40%, en un entorno general económicamente desfavorable y afirmaba de forma «mendaz» en la publicidad (en televisión y prensa escrita) que la inversión era segura, presentándose como una empresa solvente patrocinadora de un equipo de baloncesto y otros eventos deportivos. «Los altos rendimientos que se pagaron a los mismos inversores motivaron que algunos volvieran a reinvertir y que otros, vía el boca a boca entre compañeros, amigos y familiares despejaran sus dudas sobre la solvencia», dice el fallo. Sin embargo, la Audiencia considera que era un sistema puramente «piramidal», en el que no existía producto a vender ni inversión real.