La culpa fue del frutero. Ésta es la única explicación que ha dado el principal detenido por el cadáver que apareció descuartizado el pasado verano en las lagunas de Rabasa. El arrestado sostiene que es inocente del crimen y que éste lo cometió otra persona, de la que apenas ha dado datos. Sólo que se llama José y que trabaja como frutero. Una explicaciones que los investigadores han valorado más como un intento de defenderse de las acusaciones y no como una línea de investigación con fundamento. De la declaración judicial que el detenido prestó, que se prolongó durante más de una hora, el joven ha admitido que el crimen se produjo en su casa, pero negó que él fuera el asesino.

Los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) arrestaron la semana pasada a cuatro personas como presuntos implicados en el homicidio. El joven de nacionalidad rusa sería el autor material, mientras que su novia ucraniana y otros dos ecuatorianos serían presuntos encubridores. Los tres últimos quedaron en libertad con cargos el pasado jueves tras prestar declaración en el juzgado de guardia. Todos ellos niegan haber participado en el crimen y sostienen que ignoraban cualquier cosa sobre él. Alguno de los investigados señaló durante su declaración que, en las fechas en las que pudo haberse cometido el crimen, el principal sospechoso les comentó que se había metido «en un marrón muy gordo».

El presunto autor material del crimen también negó todas las acusaciones y trató de apuntar hacia otra persona sobre la autoría del crimen. Según los datos aportados a la juez por el sospechoso, el asesino sería un tal José y de profesión frutero, sin aportar más datos sobre él. Las fuentes consultadas por este diario señalaron que el detenido se mostró muy frío durante su declaración y daba a entender que sabía los hechos sobre los que le estaban preguntando. El acusado confirmó que el asesinato se produjo en su casa pero echó las culpas hacia esa otra persona.

Los investigadores confían en que los restos de sangre hallados en la casa del sospechoso sean de la víctima, un hombre de nacionalidad búlgara y que había tenido una relación sentimental con la madre del detenido. El joven declaró que quería a la víctima como a alguien de su propia familia, pero de las declaraciones se desprendía que existía una mala relación con él, tanto personal como económica. Las fuentes consultadas por este diario apuntaron a que la víctima podría mantener una deuda tanto con él como con su madre, que reside en la ciudad alemana de Stuttgart. En este sentido incidieron en el alto riesgo de fuga, ya que en caso de quedar en libertad podría haber huido a esa ciudad o bien regresar a Rusia donde también tiene familia.