La familia del niño de 15 meses que se intoxicó al haber ingerido cannabis ha exigido a la Conselleria de Bienestar Social que les devuelva al menor, que sigue en un centro pese a haberse ya levantado el desamparo. La abuela del menor, Rosa María Company, explicó a este diario que «no entendemos cómo pueden seguir prolongando esta situación. Todo fue un accidente y los análisis han demostrado que la madre del niño no toma drogas. Todas las analíticas han salido negativas». Fuentes de la Conselleria de Bienestar Social señalaron que todos los informes eran favorables para levantar el desamparo y que sólo faltaban trámites burocráticos para que el menor vuelva con su familia. «Los informes deben ser aprobados en sus comisiones correspondientes y por eso la entrega no puede ser inmediata», explicaron las mismas fuentes que subrayaron que todas las decisiones se han adoptado para garantizar la protección del menor.
Sin embargo, esta situación se ha ido prolongando durante toda la semana, con tensiones entre los familiares y los trabajadores sociales porque no quieren pasar ni un día más sin el niño. «Se van pasando la pelota uno a otro y aquí nadie nos explica nada», se quejó la abuela. Por su parte, la madre del niño, Laura Lillo, se lamentó de que «me he perdido los primeros pasos de mi hijo. No hay sentido que lo sigan reteniendo por más tiempo». La madre tiene otros tres niños más, sin nadie haya cuestionado si sus otros hijos están también en desamparo.
El bebé fue declarado en desamparo después de que ingresara el pasado mes de febrero en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del área de Pediatría del Hospital General de Alicante por una intoxicación por ingesta de cannabis. La abuela del menor aseguró que éste se encontraba con ella en el momento en que ocurrieron los hechos en un parque público de la ciudad. «Al volver a casa vimos que no reaccionaba y lo llevamos corriendo al hospital», aseguró a este diario. La abuela sostiene que en el parque hay presencia de toxicómanos y que ésa es la única explicación que encuentra para que el niño se haya tragado la droga. «En todo caso, la culpa es mía. La madre no tiene culpa de nada», dijo. En ningún momento pensaron que tras ingresar el bebé en el hospital y abandonar la UCI el pequeño no volvería a casa con ellos.
En estos momentos, la familia tiene fijado un régimen de visitas de un día a la semana en el centro en el que se encuentran y también pueden llamarle por teléfono por las tardes.
«Yo misma me he ofrecido a hacerme analíticas una vez a la semana en la UCA (Unidad de Conductas Adictivas)», aseguró la madre. «Todas han salido negativas. Incluso pedí que me las hicieran el mismo día en que ingresaron a mi hijo», señaló. La única anomalía que reflejan los análisis es el consumo de benzodiazepinas, que forman parte del tratamiento que la madre está tomando para la depresión. «Tengo justificantes médicos», explicó al tiempo que aclaró que esas pastillas no tienen nada que ver con el cannabis que se tragó el menor. El hecho de estar separada de su hijo y las tensiones con los trabajadores sociales, asegura, están hundiéndola más en este proceso depresivo. La familia asegura que tiene previsto exigir responsabilidad y adoptar medidas legales contra la administraciones por retrasar la entrega del menor.
