Viajó de Alemania a Alicante para pasar unos días a finales de abril del pasado año pero ya no regresó. Tenía billete de ida y vuelta y su asiento de autobús se quedó vacío. Velko, un ciudadano búlgaro de 47 años, acabó muerto a golpes en la cabeza en una vivienda de la calle Inmaculada del Pla en Alicante y, tras ser descuartizado, su cuerpo fue ocultado en sendas maletas que arrojaron a las lagunas de Rabasa. Allí estuvieron más de dos meses hasta que fueron descubiertas casualmente por un grupo de jóvenes cuando se bañaban el 10 de julio. Pese a la enorme complejidad para resolver el crimen de Velko, la Policía Nacional de Alicante lo ha conseguido y no tiene ninguna duda de que hay suficientes pruebas e indicios contra el joven ruso encarcelado esta semana como presunto autor material del homicidio. Sin embargo, la declaración del acusado, que no admite su culpabilidad, deja por ahora en el aire las circunstancias exactas que rodean el crimen, cometido presumiblemente en el transcurso de una discusión cuyo origen podría ser una deuda.

El juzgado de Instrucción número 2 de Alicante ya ha levantado el secreto de sumario y según la Policía el cadáver hallado en avanzado estado de descomposición fue identificado gracias a «avanzadas técnicas de identificación forense», entre ellas unas pruebas odontológicas. Las bolsas de viaje donde estaba el cuerpo llevaban más de dos meses en las lagunas, lo que provocó que al abrirlas se desprendiera un olor nauseabundo que nunca olvidarán los agentes desplazados al lugar.

A partir de la identificación de la víctima, los investigadores de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Alicante abrieron una compleja investigación que condujo hasta un hijo de la exnovia del asesinado. Se convirtió en el principal sospechoso, pero había que probarlo y durante más de nueve meses los agentes se han armado de paciencia hasta recomponer el puzzle y recabar el mayor número de indicios o pruebas directas. Y «lo han logrado», según confirman fuentes judiciales y policiales.

Las dos maletas tipo bolsa de viaje fueron compradas presuntamente por el ahora encarcelado como presunto autor material. Aunque él se ha desvinculado del homicidio y sostiene que lo mató otra persona, su novia habría admitido tras su detención que le acompañó a comprar las maletas.

A principios de esta semana los agentes de la UDEV decidieron pasar a la fase final de la operación con las detenciones de los cuatro presuntos implicados, todos jóvenes de entre 18 y 21 años de edad. El presunto autor material es un joven ruso, mientras que como encubridores fueron detenidos su novia, de nacionalidad ucraniana, y dos hermanos de origen ecuatoriano. La Policía acusa a estos tres implicados de ayudar al presunto homicida a deshacerse del cadáver descuartizado y a eliminar pruebas. Los dos hermanos y el joven encarcelado se conocían de un centro de menores donde coincidieron.

Tras las detenciones la Policía llevó a cabo un registro en el domicilio de la calle Inmaculada del Pla donde se presume que murió Velko. La autopsia desveló que el fallecimiento fue causado por un traumatismo craneoencefálico múltiple. Le machacaron la cabeza a golpes pero de momento se desconoce el objeto contundente que empleó el agresor. Tampoco ha trascendido qué herramienta se utilizó para descuartizar el cuerpo de la víctima.

Una vez trasladaron a las lagunas de Rabasa las maletas con el cadáver descuartizado de Velko, aún había que eliminar otros indicios del crimen en la vivienda. Presumiblemente habría restos de sangre del fallecido y no solo bastaba con una limpieza rutinaria. La investigación policial ha revelado que la vivienda fue pintada tras la muerte violenta y que incluso se colocó un nuevo suelo de tarima. Pese a todas estas precauciones para tratar de eliminar las pruebas del delito, la inspección realizada por la Policía Judicial y la Policía Científica en la escena del crimen ha permitido recoger más pruebas para la total resolución del caso.

El presunto descuartizador no solo no ha admitido su culpabilidad, sino que en su comparecencia en el juzgado de guardia aseguró que quería a Velko como a un familiar y reconoció que estuvo en su casa de Alicante. Su versión, contrarrestada por las diligencias instruidas por la Policía Nacional, no bastó para quedar en libertad y el fiscal solicitó su encarcelamiento, medida que acordó el juzgado. Al tener menos de 21 años el presunto descuartizador no ha sido trasladado a la cárcel de Fontcalent sino a la de Villena, donde cuentan con un módulo especial para jóvenes.

Por contra, los tres detenidos como encubridores han quedado en libertad provisional y al salir de los juzgados dijeron que eran inocentes.