Dos personas fallecieron en la madrugada de ayer en el incendio de la vivienda de los caseros de la finca de la Creueta de l'Alcúdia, una pequeña casa anexa a la principal ubicada a las afueras del casco urbano, junto al polígono industrial. El fuego sorprendió a la pareja en el interior de la casa y el varón llegó a saltar desde el primer piso, presumiblemente en llamas. Su cuerpo fue encontrado fuera de la vivienda casi irreconocible por las quemaduras. En el interior fue localizado junto a una ventana el cadáver de la mujer completamente carbonizado. Buscaba escapar, pero la reja se lo impidió.

El incendio provocó que se hundiera parte del forjado del primer piso y la unidad de rescate del Consorcio de Bomberos trabajó durante horas en el desescombro de la casa con el temor de que pudieran aparecer más víctimas. La presencia de tres vehículos en la puerta y las informaciones que indicaban que en la vivienda solían residir otras dos personas alimentaban esta hipótesis. La Guardia Civil ha abierto una investigación para determinar las causas del incendio que, al parecer, se inició en la planta baja. La virulencia de las llamas desde la llegada de la primera patrulla apunta a que algún elemento pudo acelerar la combustión y la investigación se centra en determinar si el fuego pudo ser intencionado. La casa carecía de chimenea pero tenía aire acondicionado, según fuentes de la investigación.

Una unidad de la Policía Local de l'Alcúdia que patrullaba por la avenida de Montortal detectó el incendio a las 3,40 de la madrugada, según detalló el intendente jefe del cuerpo, Antonio Collado, que indicó que ya en ese momento resultaba imposible acercarse a la vivienda. «Los policías han intentando entrar, pero ya era imposible por la intensidad del incendio», relató.

A falta de una identificación oficial, todo apunta que las víctimas son una pareja de origen lituano que se encargaba de la vigilancia de la finca de la Creueta.

El varón, Arunas K., de 44 años, llevaba «siete u ocho años» como casero, según fuentes policiales y, si bien en este largo período se le han conocido varias parejas, todo apunta que el otro cuerpo corresponde a su última compañera, Zana, L. de 41.