Los Mossos d'Esquadra atribuyen al conductor del autobús siniestrado el domingo en Freginals (Tarragona) un total de 13 delitos de homicidio imprudente, uno por cada una de las estudiantes que falleció en la tragedia, que también ha dejado a un universitario en estado crítico y a otros seis graves.

Según informaron a Efe fuentes cercanas a la investigación, el conductor se negó a declarar ante la policía catalana, que le atribuye 13 delitos de homicidio imprudente, a la espera de que la juez de Amposta (Tarragona) que lleva el caso le cite a declarar en los próximos días, cuando médicamente esté en condiciones de hacerlo.

La juez, que por el momento no ha concretado qué delitos le imputa al conductor y ya ha tomado declaración a 24 pasajeros del autobús, acordó citarle para ayer en calidad de investigado, si bien la comparecencia se ha tuvo que posponer porque el hombre, de 62 años, tuvo que ser ingresado en la UCI del Hospital al detectársele una contusión pulmonar.

Las trece víctimas son estudiantes internacionales de entre 19 y 25 años, que acudieron de Barcelona a Valencia para asistir a la «cremà» de las Fallas tras fletar a cinco autobuses, uno de los cuales tuvo el fatal accidente en la AP-7, a la altura de Freginals. La Generalitat ha confirmado que siete de ellas son italianas, dos alemanas, una rumana, una francesa, una de Uzbekistán y una austríaca.

Además de las fallecidas, un total de 23 personas heridas en el accidente siguen ingresadas en diversos centros sanitarios, una de las cuales está en estado crítico.

Aunque todos los indicios apuntan a un error humano como causa del siniestro, Raúl López, hijo del dueño de Autocares Alejandro, empresa a la que pertenecía el autobús accidentado, dijo a Efe que el conductor había descansado antes del viaje y que las víctimas murieron aplastadas al chocar contra el vehículo que circulaba por la otra vía en sentido Valencia.

Raúl López aún no ha conseguido hablar con el conductor, pero sí con su hija, que el domingo les dijo que estaba en estado de shock. «Es un conductor impecable. Hace más de 30 años que conduce, 17 de ellos con nosotros, y nunca ha habido ningún problema con él», explicó. Sobre la posibilidad de que el chófer estuviera tomando alguna medicación que le hubiera podido provocar somnolencia, indicó que lo desconoce.

Por contra, el conseller de Interior, Jordi Jané, señaló sobre la causa del accidente que «de madrugada, con poco tráfico, en una autopista, en una recta, en un tramo con radar, nada me hace pensar, tal y como vemos la evolución de lo que pasó, que sea culpa de la vía». Jané afirmó que las huellas que dejó el autocar indican que se desvió a la derecha hasta el desnivel de tierra, pero un giro «brusco e impactante» hizo que fuera hacia la izquierda, atravesara la mediana y quedara en el carril del sentido contrario. Además reiteró que el tacógrafo muestra que el autocar respetó los tiempos de descanso, aunque ha admitido que no se puede saber «si durante el tiempo de descanso, quien conduce ha podido descansar».

La mayoría de los supervivientes llevaban el cinturón de seguridad, según la directora general de Tráfico. Familiares de las víctimas comenzaron a llegar ayer a Tortosa para colaborar en la identificación oficial de los cadáveres, paso previo a su repatriación.

Por su parte, el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, también se desplazó a Tortosa y visitó a los familiares de las víctimas.