Con el susto en el cuerpo. Así se quedaron varios empresarios alicantinos, entre los que se encontraba Manuel Fernández Medina, jefe de ventas internacionales de la compañía ilicitana Ferrotall, cuando el avión en el que acababan de despegar del aeropuerto de Kaohsiun, en Taiwán, tuvo que volver al aeródromo y realizar un aterrizaje de emergencia. El motivo fue la explosión de un motor del aparato debido, según les comunicó el piloto, a un fallo mecánico.

En el incidente nadie resultó herido y tanto los empresarios alicantinos como el resto del pasaje pudo volar sin problemas apenas una hora después en otro avión habilitado por la compañía.