La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a un hombre acusado de abusar de la hermana de su pareja sentimental durante un año, cuando ésta era una niña y convivía con ellos en Benidorm. La hermana de la víctima descubrió los hechos años después y acabó arrojándose por el balcón al descubrirlo. El juicio se celebró a puerta cerrada en la Sección Décima de la Audiencia, donde el fiscal mantuvo la petición de penas que suman once años de prisión por un delito continuado de abuso sexual y otro delito de abuso sexual con acceso carnal, así como el pago de una indemnización de 12.000 euros para la víctima por los daños morales. El acusado negó ayer todos los hechos y se declaró inocente de todos los cargos.

Según el escrito de acusación del fiscal, los hechos ocurrieron entre 2005 y 2006, cuando la víctima contaba con once años de edad. En el piso convivían, el acusado y su mujer, hermana de la víctima, la madre de ambas y los hijos de la pareja. Según el Ministerio Público, el procesado aprovechó los momentos en los que se quedaba a solas con la niña para hacerle tocamientos y llegó a tener relaciones sexuales con penetración con ella en una sola ocasión. Algunos de estos episodios habrían ocurrido con los otros hijos menores de edad de la pareja

Las relaciones sexuales con penetración habrían ocurrido cuando la niña contaba con once años de edad después de que el procesado se la llevara a su dormitorio y la metiera en la cama. Según denunció la víctima, éste le dijo que no contara nada a nadie y ella nunca lo hizo por temor. Las cosas cambiaron seis años después, el 27 de marzo de 2012, cuando la hermana de la víctima se enteró de lo que había ocurrido a través de sus hijos. Al ir a preguntar, la joven, que ya contaba con 17 años, le confesó todo. La reacción de la mujer fue la de saltar por el balcón y falleció.

La víctima ha asegurado que siempre se ha sentido culpable por la muerte de su hermana. Ayer declararon en el juicio tanto la víctima como una de las hijas del acusado, protegidas por un biombo de tener cualquier tipo de contacto visual con el acusado. En la actualidad, el procesado se encuentra en libertad provisional por estos hechos, con el pasaporte retirado cautelarmente para no poder regresar a Ecuador, y con una orden de alejamiento que le impide acercarse a menos de 300 metros de la víctima.