­El juzgado de guardia envió ayer a prisión a un detenido por el brutal robo que sufrió un joven en el casco antiguo de Alicante, en el que la víctima sufrió una paliza para arrebatarle el teléfono móvil y 500 euros que llevaba encima de la recaudación de la cafetería en la que trabajaba, informaron fuentes cercanas al caso. El atraco se produjo la madrugada del 27 de febrero, en el que la víctima fue agredida al resistirse al robo.

El sospechoso fue arrestado el lunes por la tarde tras el robo de un coche en Alicante en el que, tras una persecución por las calles de la ciudad, la Policía rescató al perro del dueño del vehículo sustraído. En la huida, llegó a colisionar contra otros vehículos y lesiones a sus conductores. Sin embargo, ayer pasó a disposición judicial como presunto autor del atraco cometido a finales del mes pasado en el casco antiguo alicantino. La víctima identificó sin ningún género de dudas al detenido como la persona que le agredió esa noche.

Según las fuentes consultadas por este detenido, el detendi estaría relacionado con una banda desmantelada el mes pasado y que se dedicaba a robar teléfonos móviles de última generación en el Puerto y en el casco antiguo de Alicante. El grupo estaba muy organizado y solía elegir a mujeres y a menores de edad como objetivo para sus atracos callejeros. En la operación policial fueron detenidas seis personas, una de ellas menor, como presuntas autoras de varios robos con violencia e intimidación. Los ladrones robaban dinero y teléfonos móviles de alta gama, que era su principal objetivo para venderlos posteriormente en el extranjero.

La investigación fue iniciada por agentes de la Comisaría de Distrito Centro después de que varios ciudadanos acudieran a presentar denuncias como víctimas de robos cuyo «modus operandi» coincidía. Según el relato de los denunciantes, los asaltantes eran un grupo de jóvenes que abordaban en la vía pública a las víctimas y mediante el uso de la violencia les sustraían los objetos de valor que llevaban, principalmente teléfonos móviles y dinero en efectivo. Para ello intimidaban a las víctimas con armas blancas o simplemente mediante la intimidación verbal y violencia. Otro de los puntos de coincidencia de estos robos fue el lugar. Siempre era el mismo, el Casco Antiguo o la zona de ocio del Puerto.