El Cuerpo Nacional de Policía desplegó ayer un amplio dispositivo de seguridad para evitar altercados en un juicio en la Audiencia de Alicante por un tiroteo entre clanes en Villena en mayo de 2014. La reyerta entre los Rafaelo y los Piturri, nombre que reciben las dos facciones, fue el resultado de meses de tensión entre ambas familias después de que un miembro del primer clan estuviera a punto de atropellar a una niña del clan rival. La Fiscalía pide penas de 14 años para cuatro acusados de participar en el tiroteo, mientras que a otros dos se les acusa de destrozar el coche de los Rafaelos. En el tiroteo, que se desarrolló de madrugada por las calles del barrio de San Francisco de Asis en Villena, no hubo que lamentar heridos. Todos los acusados venían en libertad, lo que elevaba el riesgo de incidentes durante la vista oral. Los dos clanes se acusaron mutuamente de los disparos al tiempo que negaban haber tenido armas en el altercado.

Desde primeras horas de la mañana, familiares y amigos de ambos clanes se iban concentrando en la Plaza del Ayuntamiento donde se encuentra la Audiencia Provincial. Cada facción se colocó en un extremo de la plaza, separadas por las dotaciones policiales. En distintos cacheos, se han intervenido armas blancas a gente que estaba en ambos grupos en la calle, concretamente unas tijeras y una navaja. El momento de mayor tensión tuvo lugar cuando los agentes se dirigieron a un hombre que se negaba a identificarse y se resistió a que se lo llevaran comenzando a proferir gritos. Hasta cinco agentes fueron necesarios para reducirle y finalmente le arrestaron por un delito de resistencia a la autoridad. El sospechoso tenía una orden de busca y captura de un juzgado de la provincia.

El tiroteo ocurrió sobre la una de la madrugada del 15 de mayo de 2014 en el barrio San Francisco de Asís de Villena. Los dos acusados del clan de los Rafaelo aseguraron que fueron los Piturri quienes les abordaron en la puerta de su casa, y uno de ellos sacó una pistola y se puso a disparar al aire mientras les decían que «os tenéis que ir de Villena». Según su versión, al ir desarmados su reacción la reacción de uno de ellos fue la de saltar sobre su rival para arrebatársela de las manos. Con los disparos, comenzaron a llegar miembros de las dos familias para respaldarse. Los dos hermanos salieron corriendo para refugiarse en casa de su madre mientras que los miembros del clan rival les perseguían a tiros, según su declaración. «Estoy vivo de milagro. Sólo verlo sentado aquí me hierve la sangre», dijo uno de los acusados respecto a otro del clan rival. El presidente del tribunal le llegó a llamar la atención para que no interrumpiera el juicio y llegó a amenazar con expulsarle.

Por su parte, desde el clan de los Piturri aseguraron que fueron a la casa a llamarles la atención porque continuamente iban con el coche a elevada velocidad, haciendo trompos y con la música a tope de madrugada y eso molestaba. El incidente del atropello había caldeado los ánimos entre las dos familias. Según su versión, al presentarse en la casa los dos hermanos comenzaron a agredirles y finalmente sacaron un arma y empezaron a dispararles. Cuando llegó la Guardia Civil a la zona donde se había producido el enfrentamiento, estos acusados admitieron haberla emprendido a golpes con un coche del clan rival como represalia.