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Como una bomba de relojería

Trasladan al Psiquiátrico de Fontcalent a un interno protagonista de 80 agresiones y otros incidentes

Como una bomba de relojería

A sus 26 años ya ha protagonizado unos 80 incidentes en los centro penitenciarios donde ha estado recluido, la mayoría en el Hospital Psiquiátrico de Fontcalent y el de Sevilla, y hace dos semanas fue trasladado de nuevo a Alicante, donde los trabajadores temen que al final acabe matando a un interno o a un funcionario. Esa es la preocupante situación que, según denuncia el sindicato Acaip, se vive ahora en el Psiquiátrico de Fontcalent. De los 80 incidentes que figuran en el historial de este problemático interno, una veintena son agresiones a funcionarios agresiones y a otros reclusos. Su internamiento fue acordado por un juzgado de Almería por un delito de robo con violencia.

Los responsables de los Psiquiátricos Penitenciarios de Alicante y Sevilla, donde también ha causado altercados, han intentado que este interno sea trasladado a una prisión porque ya no presenta una patología psiquiátrica susceptible de hospitalización.

Sin embargo, la Fiscalía se opone a dicho traslado porque fue declarado inimputable en su día por una enfermedad mental y entiende que la legislación no permite el cambio aunque ahora digan los expertos que no es un enfermo mental.

Acaip insiste en que si los médicos sostienen que no es un enfermo mental debe ser trasladado a una prisión, donde sí se le pueden aplicar medidas disciplinarias ante su comportamiento agresivo, algo que no se contempla el Psiquiátrico Penitenciario dado su carácter asistencial.

Pocos días después de su llegada ya ha protagonizado un nuevo incidente pese a que en el Psiquiátrico de Fontcalent se había habilitado una celda especial antivandálica. El interno es corpulento, pesa más de cien kilos, y tras amenazar a los funcionarios consiguió desencajar un poco la puerta de la celda especial. «Si no me hacéis caso voy a hacer algo muy gordo, os voy a matar a uno». De esta forma se dirigió a uno de los funcionarios en el último incidente ocurrido el pasado 30 de enero y minutos más tardes saltaban las alarmas en el centro porque había causado un incendio dentro de su celda.

Cacheo

Juntó papel higiénico con unas prendas de vestir y una almohada y provocó el fuego, que pudo ser extinguido con rapidez. Cuando los funcionarios quisieron cachearle para buscar dónde se había escondido el mechero el preso comenzó a lanzar puñetazos y patadas, pero los trabajadores lograron eludir los golpes.

El problemático interno ha regresado a Fontcalent tras permanecer medio año en Sevilla, a donde fue enviado tras una brutal agresión a finales de mayo a cuatro funcionarios del Psiquiátrico de Alicante, uno de los cuales aún permanece de baja.

Uno de los último informes psiquiátricos realizado el pasado mes sobre este paciente señala que padece un trastorno antisocial de la personalidad y descarta la esquizofrenia paranoide que se le diagnosticó en el pasado. Dicho estudio advierte de los continuos problemas de convivencia que provoca este interno en un centro donde la mayoría de los pacientes presentan trastornos mentales graves y les afecta negativamente las coacciones y amenazas de esta persona.

Desde el sindicato Acaip aseguran que seguramente todos los obstáculos que hay para trasladarlo a una prisión desaparecerán en el momento en que este interno ocasione un incidente de extrema gravedad con algún funcionario o paciente del Psiquiátrico.

Cuatro mil enfermos

Fuentes penitenciarias recuerdan que las prisiones hay recluidos unos 4.000 enfermos mentales que no precisan estar en los dos únicos Hospitales Psiquiátrico Penitenciarios que hay en España, el de Alicante y el de Sevilla. Por ello, además de entender que este interno no se beneficia «terapéuticamente» de su estancia en el Psiquiátrico, consideran que puede cumplir la medida de seguridad en una prisión dentro del Programa de Atención Integral de Enfermos Mentales.

Además de la agresión del pasado año a los cuatro funcionarios, el preso también atacó a los guardias civiles que iban a trasladarle a Sevilla tras dicho incidente. Entre los incidentes que figuran en su historial penitenciario figura una brutal agresión a otro interno que estaba en silla de ruedas, a quien propinó numerosas patadas y puñetazos por todo el cuerpo.

Asimismo, ha protagonizado numerosos incendios en celdas donde ha estado recluido. Uno de los fuegos lo provocó durante un traslado temporal a la cárcel de Valdemoro, siniestro que generó el desalojo de 90 presos.

Trabajadores que conocen al interno consideran que dejaría de causar problemas si lo trasladaran a la cárcel de Almería, provincia donde reside su familia.

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