Un vecino de Orihuela pensaba que iba a cerrar un importante acuerdo económico para vender una vivienda de su propiedad, pero no solo no se consumó la venta de la casa, sino que además le estafaron 250.000 euros que se había llevado a Francia para entregar a los supuestos compradores. Para formalizar la compraventa, los estafadores, al parecer de origen italiano, propusieron pagarle 275.000 euros, 25.000 más que el precio de venta. La excusa era que tenían billetes grandes, de 500 euros, y necesitaban darles salida para blanquear dinero. A cambio de dicha comisión debía llevar 250.000 euros en billetes pequeños. Así lo hizo, pero la aventura francesa de este vecino de Orihuela terminó con la conocida como estafa inmobiliaria del «rip deal», un fraude similar al viejo timo de la estampita.

La víctima de la estafa acudió el pasado fin de semana a denunciar los hechos a la Policía Nacional y contó los detalles del triste final de su viaje a la localidad francesa de Toulouse. Según el relato del denunciante que investiga la Policía, tiene a la venta una vivienda situada en el término municipal de Orihuela y mantuvo unas conversaciones con unos compradores que estaban interesados en la casa y aceptaban pagarle los 250.000 euros del precio de venta.

Los compradores, unos ciudadanos extranjeros con acento italiano, le plantearon como paso previo a la formalización de la venta una operación de cambio de moneda porque necesitaban dar salida a dinero negro en billetes grandes de 500 euros. Al denunciante le propusieron que llevara los 250.000 euros en billetes pequeños y a cambio le entregarían 275.000. La comisión de 25.000 euros convenció al vendedor de la casa y se dirigió con su pareja desde Orihuela hasta Francia.

El denunciante se entrevistó con los falsos compradores en un hotel de Toulouse y asegura que llegó a contar el dinero pactado, que se lo entregaron junto a unas botellas de regalo. El vecino de Orihuela les entregó los 250.000 euros y todo parecía estar en orden, pero lo estafadores lo tenían todo planeado y no apartaban la vista de sus 275.000 euros. Instantes después distrajeron a la víctima y le dieron el cambiazo sin darse cuenta. Se despidieron y poco después se llevó el denunciante la desagradable sorpresa. Los billetes de 500 euros que había contado con sus propias manos se los habían cambiado por otros falsos de publicidad, pero ya era demasiado tarde para contactar de nuevo con los estafadores.