La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a un maltratador reincidente acusado de haber rociado a su expareja con un líquido abrasivo en Torrellano. La mujer pudo protegerse y el producto sólo le alcanzó la espalda, aunque la rápida intervención de la Policía que estaba en las inmediaciones y que le roció con abundante agua evitó que las lesiones fueran a más y no tuvo secuelas. Según el escrito de acusación, el ataque fue el desenlace de una serie de amenazas y coacciones que había ido sufriendo la víctima que fueron desde llamadas y mensajes amenazantes, a haberla tratado de atropellar con el coche en Torrellano. A esto se añade que el acusado tenía dos condenas anteriores por malos tratos, así como una orden de alejamiento que le impedía acercarse a ella.

La Audiencia de Alicante dejó ayer visto para sentencia el juicio, que se celebró a puerta cerrada por petición expresa de la víctima para preservar su intimidad, según indicaron fuentes cercanas al proceso. El fiscal pedía inicialmente penas que sumaban más de catorce años de prisión por tres delitos de amenazas, tres de coacciones y otro intentado de lesiones. Ayer al término de la vista oral agrupó las amenazas y las coacciones en un delito continuado y acusó también al procesado por la ruptura de la orden de alejamiento. La defensa, que ejerce el abogado Joaquín de Lacy, reclamó la libre absolución.

El acusado, que permanece en prisión preventiva desde que ocurrieron los hechos el 28 de junio de 2014, negó ayer la agresión y aseguró que en el momento en que tuvo lugar ni siquiera estaba allí. El hombre fue detenido horas después en el Hospital General de Alicante, según informó en su día la Policía, cuando iba a que le atendieran por abrasiones en un ojo. El procesado negó ayer todos los cargos y sólo admitió haber enviado algún mensaje al teléfono de su expareja.

Según el escrito de acusación, el acusado la abordó a las 7.50 horas en el momento en que salía a trabajar. Aunque llevaba un casco que le cubría media cabeza y trataba de ocultarse, la víctima le identificó y pudo tener tiempo de protegerse. El acusado la abordó con una botella de líquido abrasivo y le dijo: «sabes lo que le has hecho a mi madre, te va a quedar la cara bonita». Al apartarse y cubrirse, el líquido la alcanzó en la espalda, causándole unas quemaduras leves que no dejaron secuelas y de las que fue atendida en el momento. El fiscal pedía una agravante por disfraz, pero ayer la retiró al considerar que el procesado más que intentar evitar que le reconocieran, lo que pretendía era protegerse del líquido abrasivo cuando lo arrojara.

El acusado ya contaba con dos condenas por amenazas a su víctima y con una orden de alejamiento que le impedía acercarse a ella. El fiscal considera que entre los meses de mayo y junio de 2014 el acusado empezó a ejercer una actitud de «control y hostigamiento» hacia su víctima, realizando numerosas llamadas a su teléfono móvil y enviando mensajes amenazantes porque no se lo cogía. Asimismo, el 27 de junio, el día antes del ataque con líquido abrasivo, el acusado se encontró con la mujer en la parada del autobus y la obligó a subir al coche bajo la amenaza de que, si no lo hacía, le iba a quemar la casa, siempre según el escrito de acusación. Al llegar a la vivienda, la mujer le dijo que no quería saber nada de él, momento en que el acusado la cogió del cuello y aceleró para que ella no pudiera bajar. Finalmente, la mujer logró pisar el freno y aprovechó para marcharse. El acusado comenzó a aproximarse hacia ella, yendo hacia adelante y hacia atrás con el coche haciendo el ademán de atropellarla, aunque finalmente se marchó al ver llegar a otro vehículo.