El 9 de diciembre Ana cumplió 36 años. Debería haber sido una fecha de celebración pero su regalo de cumpleaños fue una brutal paliza propinada por su excompañero sentimental. Pese a la orden de alejamiento que le prohibía expresamente comunicarse con ella y acercarse a menos de 300 metros por una agresión anterior se fió de las buenas palabras de él y acudió a verle y él volvió a agredirla.por la que ya estuvo en prisión, él telefoneó a su exnovia y le pidió que fuera a su casa para celebrarlo juntos. «Me dijo que había comprado una tarta, que estaba arrepentido y que me quiere mucho», confiesa la víctima, quien lamenta haber creído nuevamente sus patrañas. Accedió a los deseos de su maltratador y acudió a su casa en Valencia. La mujer cuenta con un sistema de protección y telellamada que salta cuando su agresor se encuentra a menos de los 300 metros dictados por el juez, pero lo dejó en casa porque quería verlo. Ahora quiere que su testimonio sirva para que otras mujeres en su situación no caigan en el mismo error y no pongan en riesgo su vida.