La magistrada del Juzgado de Instrucción 4 de Benidorm acordó ayer la prisión provisional, comunicada y sin fianza, para el supuesto autor de las puñaladas que causaron la muerte a un hombre de 39 años y heridas graves a otra persona en su domicilio de Benidorm.

El imputado, de nacionalidad colombiana y de 48 años, se acogió ayer a su derecho de no declarar. Los hechos se produjeron tras una reyerta el pasado miércoles en el domicilio del detenido, que acabó también con el arresto del hijo de este hombre, de 23 años, así como de otras dos personas, que al igual que el muerto, eran africanos.

Ayer pasaron a disposición judicial tanto el colombiano que hoy será ingresado en la prisión de Fontcalent como uno de los malienses que acompañaban al fallecido. El ciudadano africano, que tampoco quiso realizar declaraciones, fue puesto en libertad con obligación de comparecencia periódica. Según el abogado del acusado del crimen de doble apuñalamiento, Alejandro Dapena, el hijo de 23 años y el otro maliense, que fue malherido con el cuchillo, también han sido puestos en libertad, y actualmente se encuentran en el Hospital de La Vila «con el fin de ser operados por las lesiones que presentan», dijo. Ambos tienen la obligación de comparecer ante la juez cuando ésta lo requiera. El joven colombiano se dañó las piernas al, según su versión, saltar desde el balcón de su casa. Alejandro Dapena mantenía ayer ante este diario que sus clientes fueron atacados en su propio domicilio por tres personas supuestamente armadas y «se trata de un caso claro de legítima defensa». «El problema es que no se ha encontrado el arma que utilizaron, que al parecer era una pistola de gas pimienta. Por eso considero que la magistrada los ha puesto en libertad», reseñó.

El detenido, según el letrado, asegura que atacó a estos hombres porque irrumpieron en su domicilio y creyó que iban a matar a su hijo, que, según su versión, saltó por el balcón -vivían en un primero- y de ahí los daños que sufrió en las piernas. Dapena explicó que quiere analizar los partes de lesiones, «ya que mi cliente tiene daños en la cabeza, lo que demuestra que se produjo un forcejeo».

A este abogado también le pareció reseñable que «estos tres africanos tuvieran un hospital a 50 metros del edificio donde se produjeron los hechos y optaran por escapar hacia Altea. Creo, incluso, que si hubieran acudido a este centro médico, no estaríamos hablando de un fallecido», indicó. La causa se mantiene abierta. Las sospechas de la Policía Nacional apuntan hacia un posible ajuste de cuentas.