La Policía Nacional y la Guardia Civil han desarticulado una red de paquistaníes dedicada a la introducción ilegal de compatriotas, a los que luego explotaba laboralmente en locales de comida rápida, sobre todo del tipo «kebab».

En la operación, en la que han intervenido casi 250 agentes y detenidas 25 personas en España y 4 en Polonia, se ha descubierto un entramado empresarial de más de 60 establecimientos de ese tipo, bajo los que se ocultaba una actividad ilegal de tráfico de inmigrantes y posterior explotación laboral. De los 25 detenidos, dos fueron apresados en Alicante y uno Elda.

Las investigaciones, en las que han colaborado la Inspección de Trabajo, Seguridad Social y Hacienda, comenzaron tras diversas inspecciones a locales de hostelería de la provincia de Cádiz al detectar que entre mediados de 2011 y finales de 2012 se había abierto un elevado número de «kebab».

Todos los locales reunían unas características comunes: la actividad comercial era escasa o nula, eran regentados por pakistaníes y en todos se encontraron empleados trabajando de forma irregular.

En el avance de las investigaciones se descubrió que la red de «kebab» se extendía también a las provincias de Málaga, Sevilla, Córdoba, Granada y Jaén. También se pudo comprobar el acercamiento de la red a otro tipo de actividades, como locales dedicados a la venta de fruta y verdura en Jerez de la Frontera (Cádiz) y Antequera (Málaga).

La organización había construido un entramado empresarial con más de 30 sociedades limitadas constituidas con un capital mínimo y vinculadas entre sí por cotitularidad y con trabajadores que no estaban regularizados laboralmente, ya que se encontraban en España de forma irregular. Todo este entramado era utilizado para obtener permisos de estancia en España para los inmigrantes que introducían irregularmente, así como diversos beneficios sociales para los mismos.

Por otra parte, los agentes corroboraron numerosos envíos de dinero desde España a Pakistán realizados desde locutorios también relacionados con el entramado investigado. Los inmigrantes eran trasladados a España previo abono de unos 14.000 euros aproximadamente por cada uno de ellos. En muchas ocasiones viajaban hacinados en embarcaciones, como ocurrió el pasado agosto, cuando un inmigrante murió por inhalación de gases en la bodega del barco.

Una vez en España, eran distribuidos por los «kebabs», donde eran explotados y obligados a trabajar en jornadas continuadas, sin ningún tipo de descanso y sin recibir remuneración.