Los investigadores de la Policía Nacional se inclinan, según sus últimas pesquisas, por que el presunto asesino de las dos jóvenes de Cuenca, Sergio Morate, no contó con colaboración de una segunda persona a la hora de trasladar los cuerpos de sus víctimas desde su domicilio hasta la orilla del río Huécar donde fueron halladas sin vida, según informaron a Europa Press fuentes conocedoras del caso.

Este punto es una de las incógnitas que quedan aún por esclarecer tal y como confirmó el mes pasado la fiscal jefe de Cuenca, Isabel Gómez, cuando aseguró que «no es descartable» la participación de terceras personas en «la huida u ocultación de los cuerpos» por parte de Sergio Morate.

Estas eran unas dudas que compartían desde la Policía, pero los avances de los últimos días y las pesquisas realizadas llevan a los investigadores a inclinarse por que Morate actúo sólo en todo momento. Desde el principio, las sospechas de una presunta colaboración se centraron en un ex compañero de cárcel del presunto asesino que comenzó un permiso de salida de prisión de varios días justo cuando se produjo el doble crimen. La Policía le tomó declaración y este recluso, de nacionalidad colombiana, se desvinculó de los hechos. Declaró no tener conocimiento del suceso y aseguró que había pasado esos días en Alicante, donde se desplazó para presenciar un concierto y pasar el fin de semana. Los agentes pudieron constatar que su coartada era cierta.

Tras la detención de Morate en Rumanía, la Policía tomó declaración por segunda vez al preso colombiano, quien insistió en que no había ayudado a Morate. No obstante, según confirman otras fuentes conocedoras del caso, varió significativamente la versión. En esta segunda declaración también aportó a los investigadores que Morate le confesó el doble asesinato y le pidió ayuda para mover los cadáveres.

Según el relato del preso, él y Morate habían quedado en viajar juntos a Alicante para presenciar el concierto. Cuando el interno llegó a casa de su amigo y ex compañero de prisión, éste le contó lo que había hecho. El amigo colombiano se enfadó con el presunto asesino por comprometerle así y se negó a colaborar abandonando la zona. Es decir, el preso no colaboró, pero supo del crimen y no lo denunció por lo que podría ser acusado de encubrimiento.