La Audiencia de Alicante ha condenado a doce años de prisión a un camionero acusado de violar en Petrer a una menor discapacitada que esperaba el autobús, según la sentencia notificada ayer. Los jueces le imponen una orden de alejamiento de que le impide acercarse a la víctima durante 19 años, así como a indemnizarla con 10.000 euros.

El fallo declara probado que los hechos ocurrieron la tarde del 6 de abril de 2013 cuando el acusado abordó a la niña de catorce años proponiendo llevarla a lo que ésta se negó. Poco después, cuando la menor se dirigió a una gasolinera para llamar a su familia para que la recogieran porque el autobús no venía, el acusado la agarró por la cintura y la obligó a subir al autobús, donde la violó.

La Audiencia ha dado total credibilidad a la declaración de la menor y ha descartado la versión del acusado porque en el caso de aceptarla «estaríamos admitiendo que fuye la menor quien le acosó sexualmente», además de contradecir las pruebas que había contra él. La víctima padece un trastorno límite de la personalidad que la hace más fácilmente sugestionable e influenciable y este tipo de personas se ven desbordadas ante situaciones complejas y sus capacidades se encuentran limitadas. La sala dice que no tiene dudas de que el acusado percibió la situación psicológica de la menor en las palabras que cruzó con ella.

El fallo incide en que agresor y víctima no se conocían de nada, por lo que no existe la posibilidad de que el testimonio de ésta «se encuentre viciado por la existencia de unas relaciones previas que hayan generado algún tipo de enemistad entre las partes». La sala señala que las declaraciones de la menor han sido persistentes a lo largo de las diferentes comparecencias que ha tenido que hacer por este caso y «si alguna contradicción se observa, ésta es mínima y se deriva de la confusión que esta clase de hechos origina en las víctimas».

La sentencia señala que las médicos que asistieron a la víctima en el Hospital de Elda señalaron que ésta se encontraba «conmocionada» y presentaba un eritema en la mejilla izquierda, lo que para los jueces acreditaría las bofetadas que la menor aseguró haber recibido del acusado. Pero para los jueces otra de las pruebas determinantes es el hallazgo de semen en la vagina de la menor, cuyo ADN se corresponde con el del acusado. La sentencia asegura que esta prueba avala la declaración de la víctima frente a la del agresor, que en todo momento negó que hubiera existido penetración.