Asunta Basterra no pudo defenderse en el momento de su muerte, el 21 de septiembre de 2013, dados los elevados parámetros que presentaba en sangre provenientes del Lorazepam, el principio activo del ansiolítico Orfidal, que habían dejado «muy limitadas sus capacidades de defensa». Así lo relataron, mediante videoconferencia, dos forenses del Instituto Nacional de Toxicología (INT) en la penúltima jornada de las pruebas periciales del juicio por la muerte violenta de esta pequeña de origen chino, crimen del que están acusados sus padres adoptivos, Rosario Porto y Alfonso Basterra.

En su declaración, estos especialistas explicaron que, según los estudios teóricos, los efectos de este ansiolítico comienzan a notarse entre «15 y 45 minutos» después de la absorción de los mismos.

No obstante, apuntaron que «algunos factores retrasan la absorción en el mecanismo», como por ejemplo la existencia de alimentos en el estómago, tal y como pudo pasar en este caso, ya que Asunta tenía «gran contenido» de alimentos. Por ello, los forenses explicaron que, aunque en el momento de la muerte y con una cantidad, según su informe, de 0,55 mg de Lorazepam en sangre, la niña «no podría caminar», es probable que horas antes sí, porque el deterioro que proporciona esta medicación se presenta de forma «progresiva» y de forma paulatina se van «perdiendo facultades».

Esta tesis también fue apoyada por las cinco personas pertenecientes al departamento de química del INT que subrayaron que Asunta estaría «incapacitada» para defenderse, dado el «estado de sedación» en el que se encontraría en el momento del fallecimiento.

De todas formas, apuntaron también que «no todo el Lorazepam» que se le había administrado a la víctima se absorbió en el momento en que falleció, por lo que los expertos desconocen si esa era la concentración máxima que hubiese alcanzado. Estos peritos también se encargaron del análisis del cabello, que evidencia un «consumo repetitivo» en el tiempo de Lorazepam, pero no se puede acreditar ni la frecuencia ni la cantidad.

Fragmentos

Otro grupo de tres personas pertenecientes a la unidad de Criminalística del INT, encargadas de analizar el contenido gástrico, insistieron en que no se puede fijar la hora exacta de la última ingesta de alimentos, pero, según la apariencia de los fragmentos encontradas, se puede considerar que la última comida se realizó «tres o cuatro horas» antes del momento del óbito.

Rosario Porto y Alfonso Basterra son los únicos acusados por el crimen de su hija Asunta, que fue encontrada en una pista forestal de Teo, por dos viandantes, en la madrugada del 22 de septiembre del 2013.