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Prevención del tráfico de drogas

Un olfato muy afinado

Dos de los 8 perros de la Unidad Canina de la Policía Local de Alicante acumulan casi 60 detenciones

Un olfato muy afinado

Trabajan a diario pero para ellos se trata de un simple juego en el que si aciertan y localizan droga recibirán su preciado juguete como premio. La Unidad Canina de la Policía Local de Alicante tiene operativos ocho perros antidroga desde hace poco más de tres años pero dos de ellos sobresalen sobre el resto en eficacia. Son «Inka» y «X», una hembra y un macho de pastor alemán que acumulan más de la mitad de las 110 detenciones por tráfico de drogas que han realizado los policías locales de esta unidad tras ser descubiertos los traficantes gracias al afinado olfato de estos dos canes.

«Inka» y «X» proceden de la misma camada y, aunque su eficacia es similar, solo la perra, acompañada de Gandía, su guía, ha descubierto desde julio de 2012 a 33 presuntos traficantes que han sido puestos a disposición judicial en Alicante. Su hermano «X», cuyo guía es Carlos, no se queda a la zaga y suma ya 26 arrestos.

Este elevado número de detenciones ha situado a los dos canes de Alicante entre los perros de unidades de Policía Local de España que más arrestos han realizado, según el oficial responsable de esta unidad, Raúl Romero. Aunque no disponen de estadísticas oficiales, por los datos que manejan de más de un centenar de miembros de la Asociación Nacional de Guías Caninos de Policías Locales, probablemente «Inka» sea el can que ha realizado más apresamientos.

Para llegar a este destacado nivel de eficacia, los guías de la Unidad Canina han tenido que dedicar muchas horas de esfuerzo y armarse de paciencia para lograr algo que se antoja muy complicado. Los recibieron siendo unos cachorros de tres meses y durante un año y medio los han entrenado para que sean unos verdaderos especialistas en discriminación de olores: hachís, marihuana, cocaína, anfetamina, LSD, speed o cualquier otra sustancia estupefaciente que se distribuya en el mercado negro, aunque lo normal es que los entrenen para oler ocho drogas diferentes.

Los narcos saben que tienen un reto para eludir estos controles y tratan de ingeniárselas para camuflar la droga con algún producto cuyo olor pueda despistar a los perros. Pero no muchos lo consiguen e «Inka» y «X» lo han demostrado destapando a un importante número de traficantes.

Uno de los casos más curiosos que han descubierto estos perros policía en Alicante fue el de un invidente que viajaba en un autobús con su perro lazarillo. Nada hacía sospechar que portara droga, pero un saco con pienso fue marcado por «Inka» y no precisamente porque tuviera hambre. En su interior había medio kilo de marihuana mezclado con el pienso para intentar evitar que no oliera la droga. El joven invidente fue detenido y la ONCE le retiró el perro lazarillo tras conocer el caso.

La misma suerte corrió otro pasajero de autobús que iba bien trajeado y nada hacía sospechar de él, pero debió haber pisado con sus zapatos marihuana y eso le delató. Buscaron su maleta y encontraron diez kilos de droga que llevaba a Benidorm.

La estación de autobuses de Alicante es uno de los puntos donde la Unidad Canina de la Policía Local realiza múltiples intervenciones en autocares que proceden de diferentes puntos de Andalucía y hacen escala en la provincia.

No obstante, el esfuerzo de los agentes se dirige a la prevención del consumo y tráfico de drogas en el entorno de centros escolares y en parques de la ciudad. La Policía Local ha detectado que los traficantes buscan consumidores a cualquier precio y están vendiendo a jóvenes piezas de hachís del tamaño de una uña por sólo un euro, de ahí que realicen continuos controles para prevenir este consumo juvenil cerca de los institutos, que es lo que más les preocupa. «Es más importante un detenido por vender droga cerca de un instituto que cinco en autobuses», afirman con rotundidad los agentes.

Estos controles, al margen de las detenciones por tráfico de droga cuando las cantidades son más importantes, se han traducido en más de 3.400 actas de sanción por consumo o tenencia de sustancias estupefacientes y prácticamente un millar de ellas se han levantado gracias al olfato de «Inca», a una media de casi una al día.

En estos tres años la cantidad de droga incautada se acerca a los 200 kilogramos -195-, de los cuales más de 26 vienen reflejados en el historial profesional de «Inca».

«Inka» y «X» (indicativo de una antigua unidad policial donde prestaba servicio Carlos) viven en casa de sus respectivos guías, los cuales también tienen gran parte del éxito de los resultados policiales cosechados por estos canes.

Ahora, con seis años de vida, «Inka» y «X», se encuentran en la plenitud de su vida laboral y cuando estén a punto de cumplir los 9 años los agentes comenzarán a preparar a otros canes que les darán el relevo. Una vez se jubilan, los perros policía se dan en adopción y el guía siempre tiene preferencia. En este caso, Carlos y Gandía no tienen dudas de que el destino de «Inka» y «X» es permanecer junto a ellos tras el vínculo establecido en estos años. Normalmente se jubilan en España unos 25 perros policías y hay medio millar de personas en lista de espera para adoptar uno. «Están muy socializados y acostumbrados a estar con la gente», afirman con orgullo los guías de esta unidad policial.

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