Tras una exposición exhaustiva y didáctica para los jurados, en la que explicó por qué desfilarían por la sala decenas de testigos y qué alcance tenían las pruebas que se proponía, el fiscal del caso ha demostrado que lo suyo son interrogatorios insistentes. Tenaz, formula y reformula las preguntas buscando una contestación que le satisfaga.

Con Rosario Porto estuvo cinco horas, aunque luego solamente dedicó tres a su exmarido Alfonso

Basterra.