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«Nos dijo que golpeó con un hacha a su novia pero que teníamos que ver lo que hizo»

La Guardia Civil declara que el presunto descuartizador de La Torre de les Maçanes les confesó el crimen en el hospital y que le vieron lúcido

«Nos dijo que golpeó con un hacha a su novia pero que teníamos que ver lo que hizo»

Ni delirios, ni seres extraterrestres, ni voces en la cabeza. Los guardias civiles que hablaron con el presunto descuartizador de La Torre de les Maçanes cuando estaba en el hospital relataron ayer en el juicio que el acusado les confesó abiertamente el crimen, según declararon ayer en la segunda jornada del juicio con jurado popular que celebra la Audiencia Provincial. «Nos dijo que había golpeado a su novia en la cabeza con un hacha, haciendo el gesto con las manos, y que le había cortado un pie. Tras una pausa, añadió que no podía contarnos lo que había hecho y que ya lo veríamos por nosotros mismos cuando fuéramos a la casa», explicó uno de los agentes. Los dos guardias coincidieron en que le vieron coherente y lúcido y que se lo contó de manera espontánea mientras hablaban con él. Esta versión contradice lo declarado por Martín P. S. el primer día del juicio, en el que sostuvo que había tomado drogas esa tarde y sufrió un brote psicótico en el que ni siquiera recordaba haber matado a su víctima.

El crimen se produjo el 20 de octubre de 2013 y durante dos días el presunto homicida se quedó en el escenario del horror, hasta que llamó por teléfono a su padre diciendo que le habían pegado una paliza y que necesitaba que le llevara al hospital. El padre del homicida y su tío fueron a buscarle y lo encontraron en la entrada de la finca desnudo tirado en el suelo y lleno de sangre y arañazos, según declararon ayer ambos en el juicio. De acuerdo con su relato, durante el viaje en coche al Hospital de La Vila el acusado iba diciendo incoherencias sobre rumanos y comunistas. El padre dijo que empezó a sospechar lo ocurrido cuando le oyó decir «ésta ya no va a dar más follón». Aunque evitó incriminar a su hijo, en los interrogatorios acabó admitiendo que había llegado a denunciar a éste por amenazas. y que era una persona violenta. El padre dijo que sospechaba que la víctima iba a dejar a su hijo porque ella había terminado los estudios universitarios. Los guardias civiles que testificaron ayer señalaron que el padre y el tío también les contaron que el acusado había matado a su novia. Ayer estos testigos empezaron negándolo para después decir que no lo recordaban.

Tras la confesión en el Hospital, la Guardia Civil fue a la casa de campo donde se produjo el crimen para confirmar los hechos y se encontró con un escenario dantesco. Dos vehículos destrozados a golpes en el exterior de la finca y en el centro del patio una pila de enseres apilados que se habían intentado incendiar, según declararon durante el juicio los agentes que inspeccionaron el inmueble. La presencia de sangre entre la pila les hacía indicar que el cadáver podría encontrarse allí y fueron retirando los objetos uno a uno y fotografiándolos para evitar que pudiera haber una contaminación de pruebas. Pronto encontraron un pie de la víctima y debajo de toda la pila de escombros se encontraba el cuerpo, concretamente bajo una planta de marihuana. «Tenía la cabeza destrozada, una mano seccionada y la otra le colgaba», explicó uno de los agentes. Además se encontraron con que tenía una botella de cristal y otra de plástico introducidas en el ano, así como un arpón clavado en el glúteo. El jurado popular vivió ayer uno de los momentos más desagradables del juicio al tener que visionar las fotos del estado en que se halló el cadáver.

Dentro de la vivienda, los agentes concluyeron que el crimen se produjo en el dormitorio, en la planta superior, mientras la víctima se encontraba en la cama. Posteriormente fue arrastrada hacia abajo para ser cubierta con todos los enseres. Las presuntas armas del crimen, una mancuerna y un hacha, fueron localizados en un bancal durante el segundo día de la inspección ocular. El juicio seguirá hoy con los informes psicológicos del estado mental del acusado.

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