Los vecinos del número 3 de la calle Salado de la barriada José María de la Puerta se llevaron este matrtes un susto de muerte mientras dormían la siesta, cuando una fuerte explosión localizada en la segunda planta retumbó en todo el inmueble. Según los propietarios de la vivienda, la detonación -que no causó heridos- fue provocada por la batería de un teléfono móvil que estaba cargando en una de las habitaciones de la casa.

Aunque afortunadamente no hubo que lamentar víctimas ni heridos, Marina, la propietaria de la vivienda afectada, tuvo que ser atendida por los servicios de emergencias "por un ataque de ansiedad", según contó a esta Redacción la mujer, de 35 años, y madre de un bebé de un año.

Pese a que los dueños de la casa apuntaron a la batería del móvil como la causa más probable de la explosión, los bomberos pusieron el caso en manos de la policía científica, ya que una ventana del salón salió despedida, hecha trizas, y dos tabiques de la vivienda se derrumbaron, concretamente los que separaban "el despacho, lugar de la detonación, y el salón", explicó David, el dueño de la casa. Asimismo, este padre de familia comentó que la batería "era de litio, de 3,7 voltios", y era una de las muchas que tenía en su domicilio.

El 112 recibió diversas llamadas de los vecinos alertando de la explosión en el segundo piso, en torno a las 16.40 horas. En ese momento, los bomberos aseguraron que aún estaban a la espera del informe, pero que había ocurrido "algo muy gordo" en la zona, conocida entre los vecinos de la barriada José María de la Puerta como 'Casa de los Maestros'.

Bomberos del parque de Cartagena, agentes de la Policía Local y una ambulancia del servicio de urgencias de Los Dolores acudieron al lugar del accidente, retirándose en torno a las 17.15 horas, según el 112. Los vecinos que llamaron a Emergencias indicaron que los propietarios abandonaron el edificio rápidamente y que la ventana, que salió despedida de la casa, cayó a una plaza.

Pese a las ayudas de los servicios de bomberos, David pudo apagar las llamas nada más producirse la explosión "gracias al extintor del piso". Marina, respiraba aliviada, aunque aún impactada por la explosión, al ver que ni su marido ni su bebé ni ella habían resultado heridos. "Todo ha quedado en susto. Ya veremos dónde pasamos la noche", afirmó, aún con los ojos llorosos. Un tercer tabique, al margen del que separaba el despacho del salón, también quedó afectado por la detonación, aunque confían en que el seguro eche una mano.