Centenares de personas asistieron ayer en Cuenca a los funerales por Laura y Marina, las chicas a las que supuestamente mató el exnovio de Marina, Sergio Morate, que fueron enterradas en el cementerio municipal. Los funerales se celebraron con un cuarto de hora de diferencia en las iglesias de San Fernando y de San Esteban, ambas abarrotadas, y en medio de escenas de dolor de familiares, amigos y conocidos, entre aplausos de las personas que aguardaban a la entrada de los templos y con numerosas cámaras y periodistas como testigos.

El funeral de Laura del Hoyo fue oficiado por trece sacerdotes, entre los que se encontraba el vicario general de la Diócesis de Cuenca, Antonio Fernández, mientras que en el de Marina Okarynska también han participado varios sacerdotes, entre ellos uno católico bizantino, por el origen ucraniano de su familia.

En las homilías, los sacerdotes han dirigido palabras de consuelo a los familiares y han aludido a la necesidad de superar el odio, como se condensa en el exhorto que ha hecho el párroco de San Fernando, José María Alcázar, que dijo que «aunque hoy (ayer para el lector prime el dolor, el abatimiento y la pena, el amor es mucho más fuerte que la rabia y el dolor».

Tras los funerales, los féretros de las dos jóvenes fueron trasladados al cementerio municipal de Cuenca y enterrados en dos sepulturas situadas una al lado de la otra, por deseo de las familias, indicaron fuentes familiares.

Según fuentes del entorno de sus amigos, Marina llamó a otra amiga para que la acompañara a casa de su exnovio, antes de pedírselo a Laura, con la que finalmente fue a encontrarse con su presunto asesino el jueves de la pasada semana, cuando ambas desaparecieron. Ese día, las dos fueron a buscar unas cosas de Marina a casa de su exnovio, ya que la pareja había roto la relación hacía cinco meses, y fueron asesinadas supuestamente por éste, quien tras matarlas enterró sus cuerpos en el nacimiento del río Huécar. Los investigadores creen que el presunto asesino no esperaba que Marina viniera acompañada y las mató a las dos.