La Audiencia de Alicante ha confirmado la condena de cinco años de prisión impuesta a un acusado de haber atracado a un sacerdote encapuchado y a punta de navaja en el interior de su parroquia en Alcoy obteniendo un botín de tan solo 20 euros, según la sentencia hecha pública ayer por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valencia. El testimonio del párroco fue determinante para la condena ya que gracias a la descripción física facilitada por el religioso a la Policía en el primer momento pudo detener al sospechoso a pocos metros del lugar de los hechos. Un juzgado le condenó por un delito de robo con violencia con utilización de instrumento peligroso y con la agravante de disfraz.

El robo ocurrió a las nueve de la mañana del pasado 28 de febrero en la parroquia de San Jorge en Alcoy, según declara probado la sentencia. El atracador iba con el rostro cubierto con un pasamontañas y armado con un abrecartas o un estilete y cogió al párroco, que se encontraba rezando, por la espalda colocándole el arma blanca en el cuello, mientras le decía: «Padre, déme el dinero». El sacerdote le entregó un billete de 20 euros que llevaba en el bolsillo y aprovechó un momento en que el atracador perdía el equilibrio para tratar de zafarse de él. El asaltante se lanzó contra el religioso, lo agredió y salió corriendo. El sacerdote alertó del atraco entonces a la Policía Local, dando una descripción de su asaltante que fue arrestado poco después a escasos metros de la parroquia.

La defensa apeló la sentencia dictada por un juzgado de lo Penal de Alicante cuestionando la identificación que hizo el sacerdote fuera suficiente para condenar al acusado como el autor del atraco. El asaltante le abordó por la espalda y llevaba un pasamontañas cubriéndole el rostro.

Sin embargo, la Audiencia considera que no hay nada que permita cuestionar la resolución alcanzada por el juzgado de lo Penal. En este sentido recuerdan que el atracador, aunque ocultaba su rostro, estuvo muy cerca de la víctima e incluso llegaron a mantener un forcejeo. «Pese a no verle el rostro pudo retener sus características físicas y ropa que vestía. Refiere que le llamó la atención el fuerte olor a colonia que desprendía», dice el fallo. Los magistrados recuerdan que la Policía Local de Alcoy se personó en la parroquia de manera prácticamente inmediata y que al párroco le llamó la atención lo poco que tardaron, según llegó a decir en el juicio. Así, uno de los agentes se fue en la dirección en la que huyó el ladrón y se encontró con una persona que concordaba con la descripción que le acababan de dar a 200 metros del lugar. Posteriormente, mostraron al detenido al sacerdote quien lo reconoció «sin dudas», basándose en «sus características físicas, la ropa, la voz y el fuerte olor a la misma colonia que usaba el agresor», dice el fallo. «Por tanto, a escasos metros del lugar del robo y minutos después, se detiene a una persona con la misma ropa y aspecto del autor, con su mismo tono de voz y olor a colonia», recalcan los jueces, a lo que añaden que también llevaba un billete de 20 euros y un abrecartas.