Varios vecinos volvieron a increpar ayer al presunto parricida de Moraña, David O.R., detenido el viernes y enviado a prisión el sábado imputado por el asesinato de sus dos hijas con una sierra radial, a su salida de los juzgados de Caldas, donde colaboró en la práctica de una diligencia que la jueza instructora considera «imprescindible y urgente». El hombre llegó aljuzgado sobre las 10.00 horas y permaneció en su interior más de una hora y media, tras lo que fue trasladado en el mismo furgón de vuelta a prisión. Al salir, varios vecinos le han recibido con insultos y gritos de «asesino» y le han deseado una «mala vida en la cárcel». Con el crimen de Pontevedra, el del miércoles en Castelldefels y las menores asesinadas en julio en La Vila Joiosa por su padre son seis los menores muertos a manos de sus progenitores este verano. E. PRESS/REDACCIÓN