Que una funeraria desate las más bajas pasiones humanas es algo que ya nadie puede poner en duda tras conocerse el caso de Ana Belén, una mujer casada y con varios amantes, que concibió un plan criminal con uno de ellos para hacerse con el negocio de pompas fúnebres. La Audiencia de Madrid ha condenado a los protagonistas del caso a penas que suman 16 años de prisión por encargar a un supuesto sicario los asesinatos, que finalmente no se ejecutaron, del dueño de la empresa de servicios fúnebres y de un compañero de trabajo. El supuesto sicario contratado fue quien denunció los hechos al comprobar que todo iba en serio.

Los condenados, ambos casados y amantes entre sí, trabajaban también en Servisa, «su funeraria de confianza», según el eslogande la empresa. Y sus víctimas eran el propietario, Mariano, suegro del acusado Jesús M.P., y un empleado con el que Ana Belén también mantenía relaciones. El caso se forjó en gran parte en la mente de la principal acusada, Ana Belén E.G., de 42 años, una mujer casada que «mantenía al tiempo la relación extramatrimonial» con el otro acusado y «una tercera relación afectiva con José Antonio, también compañero de trabajo», quien desconocía su relación con el yerno del dueño, según la sentencia.

Su cómplice, Jesús, de 38 años, estaba casado con la hija del dueño de la empresa y disfrutaba «por razón de tal matrimonio del alto nivel económico del padre de su mujer», quien «le minusvaloraba ya desde el noviazgo». Así las cosas, explica el tribunal, el dueño de la Funeraria Servisa quiso apartar a su yerno de sus negocios obligándole a firmar la separación de bienes.

Pero ello no impidió que Jesús, resentido con su suegro, «disfrutara la solvencia económica» de su esposa «conforme a su exclusivo interés, manejando el dinero» de ella, «que plenamente confiaba en su marido», «como tampoco sospechaba de la relación extramatrimonial que él mantenía con la acusada, a la que la esposa conocía como una compañera de trabajo». Ana Belén «se beneficiaba de la desahogada posición de la mujer de su amante», y planeó matar al dueño pensando que la hija heredaría. También quiso matar al compañero porque sospecharía de ella.