Un joven de 26 años, que padece un «retraso mental ligero» y con una discapacidad del 44 por ciento, ingresó ayer en prisión provisional por robar apenas cinco euros a un taxista, dinero que se gastó inmediatamente en la consumición de dos cervezas en un bar próximo del barrio valenciano de Russafa, donde fue detenido por la policía. Pese a la deficiente salud mental del acusado y lo nimio del importe sustraído, el juez acordó dicha medida a tenor de los antecedentes delictivos del joven por hechos similares y al haber empleado una navaja como elemento intimidatorio.
Sin embargo, según el propio testimonio del taxista el acusado ni tan siquiera llegó a esgrimir la navaja, de unos ocho centímetros de hoja, contra él, sino que el presunto ladrón se la colocó en su propio cuello e hizo gestos como si se cortara él mismo si no le daba los cinco euros, a lo que finalmente accedió. Este peculiar robo se produjo a las cinco de la tarde del pasado martes cuando el joven se subió a un taxi en la avenida Peris i Valero de Valencia. El muchacho le pidió al taxista que le llevara a Xirivella a casa de su madre, y que ella le pagaría porque él no portaba dinero encima. Así comenzó a vaciarse los bolsillos y le sacó unas gafas de sol que le ofreció como pago por la carrera. No obstante, el taxista, al ver que no iba a cobrar el servicio, le exigió que se bajara del vehículo. Fue entonces cuando el joven cambió su actitud y se puso agresivo. «Estoy harto de que ningún taxi me quiera llevar, ahora me vas a dar cinco euros por las buenas o por las malas», y sacó la navaja. A los pocos minutos, una patrulla policial detenía al presunto ladrón sentado en un bar cercano tomándose dos cañas.