Los vecinos de Gema intuían el calvario que estaba sufriendo. «Le decía constantemente que la iba a matar. La amenazaba y, a veces, venía al bar con moratones por todo el cuerpo», explicó ayer María del Mar, que era amiga de la víctima y el miércoles, a última hora de la tarde, estuvo hablando con ella. «Se la veía feliz desde que había roto con él», indicó. Todos los vecinos estaban convencidos de que Gema no volvería con su excompañero. Indicaron que incluso la hija de ambos le había dicho a su madre que no volvería a verla si regresaba con su expareja. «Intentábamos convencerla de que lo denunciase, pero él le decía que si lo hacía la mataría», aseguró María del Mar.

Gema tiene cinco hermanos. Recibía una pensión por su discapacidad. Una de sus hermanas, que también tenía la misma atrofia hereditaria en las piernas, se la había operado y ya podía caminar con normalidad.

«Se hacía de querer», comentó Pilar, que explicó que la mujer asesinada era «una chica muy alegre y cariñosa». Mientras, Mihaela, que vive en la puerta de enfrente de la de la víctima, afirmó que, antes de que al agresor le impusieran la orden de alejamiento, había escuchado numerosas discusiones. «Gema venía al día siguiente y me pedía perdón por el alboroto. Y me reconocía que tenía miedo y que no podía seguir viviendo así».