Un hombre de 56 años ha sido condenado a ocho años de cárcel por haber tratado de matar a una pareja que dormía en una vivienda de Benidorm mediante el lanzamiento de varios cóctel molotov, pese a lo cual las víctimas lograron salir ilesas.

Así lo dicta una sentencia de la sección segunda de la Audiencia Provincial de Alicante, facilitada hoy a EFE, en la que impone a Francisco M.A., nacido en Manacor (Baleares), dos delitos de homicidio en grado de tentativa con una pena de cuatro años por cada uno de ellos.

Los hechos ocurrieron sobre las 9.40 horas del 17 de marzo de 2014 cuando el procesado se dirigió a la vivienda donde dormían una pareja formada por el rumano M.A. y la española C.C.B., en la partida benidormí de Armanello.

Con el propósito de acabar con sus vidas, arrojó unas tres botellas de cristal tipo cóctel molotov (con gasolina y enrolladas con un trapo encendido) al tiempo que gritaba "rumano hijo de puta sal que te voy a matar, hoy se te acaban los días".

Algunas de las botellas impactaron contra la puerta para comenzar a arder, tras lo cual el procesado roció de gasolina el interior de la casa a través de la ventana y realizó múltiples disparos con una escopeta de aire comprimido.

Al comenzar el humo, los dos ocupantes trataron de abandonar la vivienda pero no pudieron en un primer momento por los disparos del acusado hacia la puerta, que era la única salida debido a que las ventanas estaban enrejadas.

Esa situación se prolongó hasta que, avisados por la pareja, llegaron agentes de la Policía, que arrestaron al procesado mientras que no dejaba de gritar que los quería matar a los dos.

Las víctimas resultaron ilesas aunque presentaron una crisis de ansiedad.

El tribunal califica los hechos como homicidio y no asesinato, como pedía el fiscal, al no apreciar alevosía debido a que cree que el procesado no utilizó medios, modos o formas que aseguraran la consecución del doble crimen.

Además de los ocho años de cárcel, le imponen 12 años de alejamiento a 200 metros así como una indemnización de 1.200 para cada víctima.