Isaías y Diego, dos vendedores de castañas en la avenida Maisonnave, salieron corriendo al ver la humareda porque pensaban que se estaba quemando otro puesto de castañas donde está su hermana. Al llegar vieron «a una anciana que pedía socorro desde la ventana» y sin pensárselo subieron a la tercera planta para auxiliar a las víctimas. Sin embargo, estos dos jóvenes y varias personas más, entre ellas un agente de la Policía Local, intentaron «abrir la puerta a patadas y con un extintor, pero era blindada y aunque quedó destrozada no pudimos abrirla», explicó a este diario Isaías, quien comentaba a su hermano -que fue atendido por el SAMU- que «un poco más y caemos redondos los dos». P. C.