La Audiencia Provincial de Alicante ha sentado esta semana en el banquillo a un padre acusado de haber abusado durante cinco años de sus dos hijas en el domicilio familiar en una localidad de la Marina Baixa. El juicio quedó ayer visto para sentencia y se ha celebrado a puerta cerrada para preservar la intimidad de las menores. La Fiscalía ha mantenido su petición de condena de penas que suman treinta años de prisión por dos delitos continuados de agresión sexual, mientras que desde la defensa se reclama la libre absolución, ya que el acusado jamás ha reconocido que estos abusos existieran.
Las acusaciones sostienen que los abusos a las dos jóvenes comenzaron en distintos momentos, cuando éstas tenían once y nueve años. En la actualidad ambas son mayores de edad y se han ratificado en el juicio en todos los abusos que relataron haber sufrido tras la denuncia. Por su parte, el presunto agresor ha negado los hechos y se ha declarado inocente de todos los cargos que se le imputan.
Las acusaciones sostienen que los tocamientos a las dos pequeñas pudieron haber comenzado antes de que la familia se estableciera en la comarca de la Marina Baixa. Sin embargo, a raíz de que una de ellas cumpliera los once años se habrían consumado agresiones sexuales con penetración, empleando amenazas y violencia físicas para reducir la resistencia física de la menor. En el caso de la otra menor, las agresiones sexuales comenzaron cuando ésta tenía nueve años, también obligándole por la fuerza.
El fiscal considera que los actos se cometían en el domicilio familiar de manera reiterada aprovechando los momentos en los que la madre se marchaba para ir a trabajar. Se da la circunstancia de que las menores acabaron quedándose a vivir con el padre a partir del año 2007 por razones económicas, momento en el que se habrían reanudado y mantenido los abusos sexuales sobre ambas mientras estuvieron hasta el verano de 2009. En la actualidad ambas ya son mayores de edad y tratan de rehacer su vida tras los supuestos abusos cometidos en el propio hogar.
El juicio ha contado con numerosos testigos entre los que se encuentran personas del entorno familiar, así como médicos forenses para evaluar la credibilidad del relato de las dos menores. Todo ello a puerta cerrada y con un absoluto mutismo de las partes, dada la naturaleza de los hechos denunciados.
En total, el fiscal pide quince años de cárcel por cada uno de los supuestos perpetrados a las dos menores y mantuvo su escrito de acusación a la vista de cuál había sido el desarrollo de la prueba. En los próximos días, los jueces de la Sección Décima dictarán sentencia.
