La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a un ciudadano chino que estaba acusado de rebanar media oreja a un compatriota durante una pelea. La Fiscalía reclama tres años y medio de prisión para él por un delito de lesiones con deformidad, mientras que la víctima estaba acusada también de una falta por las heridas causadas a su compatriota durante la reyerta. Sin embargo, este último no se presentó ayer en el juicio. El acusado adujo que se encontraban todos muy borrachos ese día y por tanto no sabían lo que hacían, para tratar de explicarse.
Los hechos ocurrieron a las ocho de la mañana del 19 de noviembre de 2011 cuando los implicados se encontraban en la casa del principal acusado. Entre ambos se inició una discusión que acabó con una pelea a golpes entre ambos. Fue en el curso de ese enfrentamiento cuando a la víctima le fue seccionada la mitad de la oreja izquierda. Éste último agredió también a la mujer del acusado en el momento en que ésta trataba de separarles. Por este motivo, el fiscal le acusaba tanto de los golpes que sufrió la esposa, como los del principal imputado, aunque éstos eran de escasa entidad, motivo por el que el fiscal le acusaba sólo de dos faltas y para los que pedía una simple multa.
Pese a la pérdida de la mitad de la oreja izquierda, la víctima había renunciado a percibir indemnización alguna por estos hechos, Ayer ni siquiera se presentó en el juicio, a pesar de que él también estaba acusado. Esta circunstancia impidió que el tribunal pudiera valorar por sí mismo el alcance de las lesiones y verificar si efectivamente se ha producido una deformidad.
El fiscal mantuvo ayer su acusación y el juicio quedó visto para sentencia.
La Audiencia ya condenó el pasado mes de febrero a otro vecino de Callosa d'En Sarrià por seccionar parte de la oreja a otro de un mordisco durante una pelea y le impuso cuatro años de cárcel. El acusado había intentado justificarse en aquella ocasión diciendo que estaba borracho, pero este extremo no quedó probado para el tribunal. La indemnización que se acordó en aquella ocasión fue de 2.000 euros al considerar que el perjuicio estético causado era moderado.
