Sustraían coches de alta gama sin emplear la fuerza. Para ello contaban con un programa informático, similar al de una entidad financiera, con el que simulaban el ingreso del dinero pactado con el vendedor del vehículo y una vez obtenían el visto bueno desaparecían con el turismo antes de descubrir las víctimas que en realidad la transferencia era inexistente. De esta forma lograron robar unos 200 vehículos de lujo en solo un año. La Guardia Civil ha desarticulado ahora esta organización, que luego vendía los coches en España y sobre todo fuera del país. En el operativo han detenido a 18 personas en las provincias de Murcia, Madrid y Alicante.

Los arrestados, de entre 30 y 59 años, son quince españoles, un rumano, un sirio y un marroquí. Entre ellos se encuentran los dos presuntos cabecillas de la organización y en los registros se han intervenido 24 vehículos de alta gama, 100.000 euros en efectivo, herramientas y material para el troquelado de bastidores y dos máquinas troqueladoras de placas de matrícula. En la operación han sido desmantelados tres talleres en Murcia y Madrid que eran empleados para manipular los vehículos robados antes de su comercialización.

La Guardia Civil inició las pesquisas a principios de este año tras detectar una banda de ladrones de coches que operaba en Murcia y Alicante.

Los investigadores de la Guardia Civil de Murcia comprobaron que los implicados formaba un entramado con gran experiencia en el tráfico ilícito de coches de lujo y contaba con dos cabecillas que organizaban desde la sustracción del vehículo hasta su manipulación en talleres y posterior exportación a terceros países.

La documentación aportada por las compañías aseguradoras ha revelado que en un año que ha estado delinquiendo la organización sustrajo cerca de doscientos vehículos de lujo.

Además detectaron el novedoso procedimiento empleado para simular las transferencias de dinero para apoderarse de los coches sin emplear la fuerza y sin pagar un solo euro.

La red contaba con tres talleres en Murcia y Madrid donde había expertos mecánicos que «doblaban» la identidad de los vehículos falsificando sus elementos identificativos, como las placas de matrícula y números de bastidor, e incluso extrayendo el sistema GPS de detección de coches robados.

Asimismo, había personas cualificadas y especializadas que generaban la documentación necesaria para su exportación.

La Guardia Civil realizó registros en los tres talleres mencionados y en otras sedes que la organización tenía en Mutxamel, en las localidades murcianas de Bullas y Lorquí, y en el municipio madrileño de Lorquí.

La mayoría de las operaciones llevadas a cabo por la banda para vender los vehículos robados concluían con su distribución a través de envíos internacionales que camuflaban con otros automóviles y eran gestionados por empresas controladas por la red.

Los vehículos eran enviados a países como Francia, Portugal, Mauritania o Paraguay. En el país sudamericano habían planeado introducirse en el sector del automóvil con la apertura de establecimientos comerciales para vender los turismos. El juzgado de Instrucción número 1 de Cartagena acordó el ingreso en prisión de cuatro de los detenidos.