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Intenta matar a su expareja a puñaladas y se da a la fuga en Puerto de Sagunto

Un hombre de 56 años, Antonio F.G., intentó presuntamente en la tarde del sábado acabar con la vida de su expareja, María Inmaculada, de 45, en Puerto de Sagunto tras propinarle varias puñaladas dentro de un ascensor. El presunto agresor tras ser descubierto en pleno ataque por unos vecinos despareció del lugar y al cierre de esta edición seguía siendo buscado por las fuerzas de seguridad.

Los hechos ocurrieron sobre las 18.00 horas, en el número siete de la Plaza Fabiola del citado muncipio. Al parecer, según relataron varios vecinos, la mujer no vive en el edificio e iba a visitar a su madre. Todo apunta a que Antonio la estaba esperando en el rellano y logró acabar metiéndose con ella dentro del ascensor, de dimensiones muy reducidas, si bien no ha trascendido más detalles del encuentro.

«Abrí el ascensor y me miró»

Una vecina se topó casualmente con la con la terrible escena, una circunstancia que fue clave para que la víctima salvara la vida. Esta mujer, que prefiere mantenerse en el anonimato relató ayer a este diario todo lo sucedido.

Todavía constarnada por este nuevo caso de violencia machista, la mujer explica que bajaba en ese momento por las escaleras junto a su marido y su hija de tan sólo tres años. «Entonces oímos ruido en el ascensor, como si estuvieran pegando a alguien. Abrí la puerta del ascensor y me encontré con la chica en el suelo y el agresor apuñalándola. Paró de acuchillarla cuando percibió que había abierto la puerta. Se giró y me miró friamente». Antonio no soltó el cuchillo.

«Yo estaba aterrorizada. Empecé a gritar, cogí a mi niña que estaba justo detrás mío (sic) y empecé a gritar a mi marido: "¡Corre, corre!"», relataba. En ese momento, presa del pánico, la vecina enfiló las escaleras hacia casa para dejar a salvo a su hija. «Mi marido se quedó helado, mirando la escena. Se quedó paralizado. Yo bajé de nuevo si saber qué habría pasado con mi marido y lo encontré llamando a emergencias. Me contó luego que el agresor había salido sin prisa del ascensor y se había ido».

Según ha podido saber este diario, el agresor salió tranquilamente de la finca, y siguió con esa actitud caminando para irse del lugar. Antonio se deshizo del cuchillo en una calle próxima, todavía con restos de sangre. Respecto a María Inmaculada, al cierre de esta edición, continuaba ingresada en el hospital de Sagunt.

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