En Rumanía los ciudadanos aún siguen conmocionados por el trágico final de ocho compatriotas que murieron carbonizados en el accidente de la A-7 en Cox. La mayoría volvía tras pasar unas vacaciones en España y residía en Timisoara o poblaciones del condado de Timis. Los medios de comunicación rumanos han dado una amplia cobertura al accidente ocurrido en la autovía Alicante-Murcia y han puesto rostro a algunas de las ocho víctimas: Vasile y Alexandra B., que murieron con sus dos hijos de 5 y 7 años; Adriana D, Ovidiu Nicolae S., Guerghe Aurel P. y Ana D.

El golpe ha sido terrible para las familias y amigos de todos ellos, pero sin duda el shock ha sido mayor para los allegados del joven matrimonio que vino a España de vacaciones con sus hijos y ya no volverán a verlos con vida en Giroc, a las fueras de la ciudad de Timisoara. Vasile era fontanero y su esposa Alexandra trabajaba en una peluquería. Días antes de la tragedia subieron a su perfil de Facebook unas fotografías familiares en las que todos aparecen muy felices. En esa misma página comenzaron a llegar múltiples mensajes de condolencias. Sus familiares en Rumanía tuvieron que recibir apoyo psicológico, igual que los padres de ella que residen en la provincia de Almería y acudieron el miércoles al tanatorio donde están los cuatro cadáveres.

Adriana D., de 51 años y vecina de Timisoara, había disfrutado de dos o tres semanas de vacaciones con su hija Andrea en Roquetas de Mar. Adriana era tía de la exgimnasta rumana Simona Amanar, ganadora de siete medallas olímpicas y campeona individual de gimnasia artística en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Adriana estaba también emparentada con el exministro de Agricultura, Valeriu Tabara, cuya esposa es hermana de la fallecida. El exministro declaró el periódico Opinia Timisoarei que Adriana iba todos los veranos a visitar a su hija, que trabaja en España desde hace siete años. Indicó que tuvo que elegir entre tres vehículos para realizar el viaje y aseguró que «era una buena mujer».

Quien volvía con una ilusión tremenda a su país era Ovidiu Nicolae S., de 27 años. Era camionero y estaba trabajando en España, pero se marchaba de vacaciones a Rumanía para estar con su familia y preparar su boda, prevista para finales de agosto. Su novia regresó antes que él y su hermano, que también es camionero, estaba el martes desconsolado en Alicante, donde le tomaron una muestra de ADN para la identificación.

De Ana D., de 46 años, no han trascendido en los medios de comunicación rumanos detalles sobre su vida. Únicamente que su marido dijo que tenía que volver el martes de España y no llegó a su domicilio.

El chófer de la furgoneta de la empresa que realizaba el transportes de viajeros desde Almería hasta el aeropuerto de Manises en Valencia era Gueorghe Aurel P., de 24 años. Sus padres se trasladaron ayer de Huesca a Alicante, donde presumiblemente también le cogieron muestras de ADN para cotejarlas con las de los cadáveres carbonizados del accidente.

La espera en Rumanía, pese a que las pruebas de ADN se agilizarán, aún se hará muy larga para los familiares que esperan la repatriación de los cuerpos.