El camionero de 46 años que conducía el camión que colisionó en la A-7 en Cox con una furgoneta en la que viajaban ocho personas que murieron carbonizadas tendrá la conciencia tranquila por no ser un fallo humano el origen del siniestro, pero seguro que nunca olvidará el trágico desenlace. La investigación de la Guardia Civil de Tráfico sobre las causas del accidente apunta a un reventón en una de las ruedas del camión como detonante de la pérdida de control y posterior colisión con la furgoneta tras cruzar la mediana. Los investigadores trabajaron ayer en la autovía Alicante-Murcia para realizar el informe y comprobaron que el camión realizó un giro muy brusco de 80 0 90 grados antes de destrozar la mediana. Además, había restos de goma en la calzada en sentido Murcia, por donde circulaba el camión.

Las ocho víctimas son de nacionalidad rumana y siete de ellas viajaban al aeropuerto de Manises, donde tenían previsto coger un vuelo a Rumanía a las nueve de la noche del pasado martes.

Las pesquisas de la Guardia Civil de Tráfico, que envió desde Madrid a un equipo especializado en reconstrucción de accidentes, coinciden con la versión dada por el propio camionero y con otros dos conductores que circulaban por la A-7 cuando se produjo el siniestro. El conductor del camión declaró a la Guardia Civil que sufrió un reventón y perdió el control, mientras que dos testigos, uno de ellos un taxista de la Vega Baja, confirmaron que escucharon la explosión de la rueda instantes antes del accidente.

El jefe provincial de Tráfico, Francisco García-Caro, señaló que el camión estaba matriculado en 1999 y tenía pasada la ITV. García-Caro, que acudió al lugar del accidente y ayer se desplazó al tanatorio La Siempreviva donde estaban familiares de las víctimas, indicó que fue «un espectáculo dantesco que no he vivido en mi vida». Aunque advirtió que hay que esperar al informe sobre las causas del accidente, reconoció que todo indica que fue por «un fallo mecánico, un reventón».

Al mismo tiempo que se trataba de determinar el origen del accidente, la Guardia Civil intentaba aclarar las circunstancias en que se produjo el viaje de las víctimas, ya que era realizado por una empresa de Almería que ofrece transporte de pasajeros a los aeropuertos de Alicante y Valencia y algún familiar aseguró que podría ser un taxi pirata en el que cada pasajero pagó 50 euros por el trayecto desde los municipios de Roquetas de Mar y Vera.

El subdelegado del Gobierno en Alicante, Alberto Martínez, negó que se tratara de un taxi ilegal. El conductor de la furgoneta, que circulaba correctamente, era un joven rumano que no era la misma persona que figuraba en el contrato de alquiler, que al parecer era el responsable de la firma que ofrece en internet transporte diario de personas a los aeropuertos de Valencia, Alicante, y Málaga, así como envío de todo tipo de objetos, incluso coches.

La Guardia Civil descartó que viajara una novena persona en la furgoneta. Una confusión con el número de pasajeros que no cogieron el vuelo a Rumanía desde Valencia y que la furgoneta tenía nueve plazas provocó que se pensara que podían ser nueve los fallecidos en el siniestro.