La Guardia Civil investiga si detrás del asesinato de Javier Abil Orpegui, el hombre asesinado en mayo en Gandia y cuyo cuerpo descuartizado fue encontrado el martes en un paraje de Pego, se esconde un crimen homófobo. Así parece desprenderse de las confesiones de los detenidos, quienes, al parecer, habrían admitido que lo invitaron aquella madrugada del 5 de mayo a continuar la fiesta en casa de uno de ellos con la intención de propinarle una paliza por su condición de homosexual.

Según esa hipótesis, los tres arrestados, todos ellos de nacionalidad lituana, decidieron agredir a Javier, de 45 años, como una suerte de «castigo». Así, una vez en el domicilio donde se produjo el crimen, en el Camí Vell del Grau, en Gandia, le habrían golpeado de manera brutal, hasta el punto de que al menos uno de ellos habría perdido el control y se habría ensañado hasta causarle la muerte.

Una vez perpetrado el homicidio, habrían decidido deshacerse del cuerpo descuartizándolo, aunque, al no contar con herramientas más sofisticadas, utilizaron, al parecer, el mismo cuchillo con el que supuestamente le habían apuñalado mientras lo golpeaban. Tras desmembrarlo con una precisión poco habitual, utilizaron sábanas para envolver los restos y los distribuyeron en bolsas de basura y de un supermercado. Después se deshicieron del cuerpo arrojándolo al monte en Pego. El juez de Instrucción número 3 de Gandia está a la espera de los resultados de la autopsia, que está prevista para hoy en el Instituto de Medicina Legal de Alicante.