La Audiencia de Alicante juzgará la próxima semana a una peligrosa banda armada acusada de asaltar a narcotraficantes en Castellón y sendas empresas de la Región de Murcia. El fiscal solicita penas que suman 177 años de prisión para los ochos procesados, aunque para la vista oral solo están citados la mitad de los acusados porque el resto está en situación de rebeldía.

La banda enjuiciada fue desarticulada por la Policía Nacional de Alicante en agosto de 2008 tras el asalto a un almacén de frutas de Cieza en el que se apoderaron de 180.000 euros del sueldo de unos 200 trabajadores. Según el escrito de acusación del fiscal, el grupo ya estaba siendo investigado desde abril de ese año, cuando la Policía comenzó a realizar seguimientos a un ciudadano magrebí que se relacionaba con uno de los jefes de una banda que cometía todo tipo de delitos, aunque su especialidad eran los asaltos con violencia a narcotraficantes para robarles la droga o dinero, aprovechándose de que lógicamente no les iban a denunciar por ello.

Para consumar los asaltos el grupo contaba con coches de alta gama robados a los que alteraban las matrículas, armas de fuego, dinero falso para transacciones fraudulentas con otras bandas y sistemas GPS con los que podían tener localizada en todo momento la mercancía que pretendía robar.

Uno de los asaltos que fue frustrado ocurrió el 5 de junio de 2008. Según la acusación pública, cinco de los procesados se desplazaron a Burriana (Castellón), donde sabían, gracias a una persona que tenían infiltrada, que iba a tener un desembarco importante de hachís. Lo que no sabían los asaltantes es que la Guardia Civil ya investigaba al grupo al que pretendían robar y frustró el desembarco y se incautó de casi tres toneladas de hachís.

Los acusados huyeron del lugar tras efectuar varios disparos al aire y en la huida abandonaron un turismo BMW robado en El Campello.

Tras varios intentos frustrados de robar droga a narcotraficantes el grupo decidió cambiar de objetivos y planeó atracos más fáciles que no estuvieran vinculados con «ambientes delincuenciales», según señala el fiscal.

El segundo robo frustrado que se imputa a la banda tuvo lugar la madrugada del 4 de agosto de ese mismo año. Cinco procesados se trasladaron a la discoteca «Maná» en la localidad murciana de San Javier y esperaron hasta la hora de cierre a las seis de la mañana para atracarla armados con dos pistolas y un fusil de asalto. Huyeron sin apoderarse de la recaudación tras efectuar varios disparos y herir en un pie de uno de ellos, mientras que otro les advirtió de que había avisado a la Policía.

Cuatro días más tarde atracaron un almacén de frutas y verduras en Cieza porque conocían que se iba a pagar el sueldo de numerosas cuadrillas de trabajadores. Encapuchados y armados con varias pistolas y un fusil de asalto, comenzaron a realizar disparos y se apoderaron de 180.000 euros antes de darse a la fuga.

El 13 de agosto la Policía detuvo a la banda y se incautó de cuatro pistolas, un subfusil de asalto, y dos armas simuladas.