La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a un matrimonio acusado de grabar a su asistenta mientras presuntamente abusaban de ella. La víctima, que no pudo ser localizada para el juicio, sostuvo cuando presentó la denuncia que estuvo retenida en la casa durante seis días y que el matrimonio les obligaba por la fuerza a participar en sus juegos sexuales. La pareja negó ayer todas las acusaciones y sostuvo que era ella quien trataba de provocar sexualmente al marido y que decidieron grabarlo en vídeo precisamente para probar las insinuaciones de ésta.

La Fiscalía solicita penas que suman 26 años de prisión para cada acusado por los delitos contra la integridad moral, detención ilegal y agresión sexual continuada. El juicio iba a celebrarse sin la presencia de la víctima, que no pudo ser localizada para ser citada. Sin embargo, la vista dio un vuelco cuando una de las amigas de ésta declaró que podía contactar con ella en Guinea. Ante la gravedad de las penas, el fiscal pidió suspender la vista para localizar a la mujer y poder interrogarla aunque sea por videoconferencia desde aquel país.

Los dos acusados negaron que la denunciante fuera una empleada de hogar y que la habían acogido en casa como un favor a una amiga común. Sólo tenía que colaborar en las tareas del hogar para poder quedarse. El marido es de Costa de Marfil y trabajaba como monitor deportivo y su esposa es española y trabajaba como profesora. Ambos declararon que la mujer tenía libertad de movimientos en la casa y que nunca la retiraron ni el teléfono móvil, ni el pasaporte. Según manifestaron fue la denunciante quien estaba todo el día insinuándose al marido. «Ella me pidió que la diera un masaje y me fui a pedir a mi mujer que lo grabara todo», explicó el marido. El objeto de la cinta sería el de explicar a su amiga el por qué la iba a echar de casa. Según su versión, cuando empezó el masaje ella parece relajada pero de pronto se puso violenta al descubrir que la grababan.

Una amiga de la víctima, que llevaba un año viviendo con ella, aseguró que ésta no conocía de nada al matrimonio y que un día le comunicó que iba a una casa como empleada de hogar. Al tener que vivir con ellos, la amiga insistió en ir a conocerles para asegurarse de que iba a estar bien. Según declaró, una noche se presentó en la casa con la cara deformada por los golpes y la boca sangrando diciendo que había logrado escapar tras estar seis días encerrada y le contó que la pareja la había obligado a participar en sus relaciones mientras la grababan.