­La Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a cuatro años y seis meses de prisión a un médico de La Vila Joiosa por haber expedido al menos 60 recetas falsas de esteroides y anabolizantes a pacientes que no solo no los necesitaban, sino que eran completamente desconocedores de que sus nombres y número de la Seguridad Social figuraban en decenas de recetas sanitarias como si fueran los tomadores de los citados medicamentos.

La sentencia, que es recurrible ante el Supremo, inhabilita además al facultativo a ejercer su profesión durante cuatro años y le multa con 4.500 euros.

La Sección Décima de la Audiencia Provincial considera probado que el médico sabía que las sustancias no iban destinadas a las personas que figuraban en las recetas médicas oficiales que firmó, a las que no conocía y que no necesitaban estos productos.

Explica el fallo que lo hizo o bien sabiendo que el destinatario no era la persona que figuraba, o bien extendió las recetas sin siquiera mencionar paciente alguno y sin conocer quién iba a hacer uso de los medicamentos. Esto quedó demostrado durante el juicio, donde todos los pacientes que aparecían en las recetas -menos uno- negaron en la sala haber pasado consulta con el acusado alguna vez. Determinados figurantes de las recetas, incluso, padecen enfermedades para las que el uso de los anabolizantes y esteroides estaría contraindicado.

Testosterona

El médico, que trabajó en La Vila haciendo sustituciones desde abril a julio de 2009, usó talonarios de recetas pertenecientes a otros médicos del centro pese a disponer de los suyos propios. Entre las falsas recetas figuran conocidos anabolizantes como el Winstrol Depot y esterorides inyectables como el Deca Durabolín así como el Testex Prolongatum, un medicamento a base de testosterona que se prescribe para la impotencia, aunque puede ser tomado también para algún tipo de cáncer.

Como ya recordó el fiscal durante la vista oral, celebrada hace aproximadamente un mes, absolutamente todas las recetas falsas prescribían sustancias con un alto potencial en el mercado nego, y eso es algo que no se le escapa a la Sala. «El acusado era perfectamente consciente de la ilicitud de su conducta al facilitar, no sabemos a quien, recetas que le permitían adquirir a precios muy ventajosos, o gratis, medicamentos muy demandados en el mercado negro».

Se da la circunstancia de que todos estos medicamentos fueron vendidos en la misma farmacia de la Vila, cuyo gerente -que estuvo imputado en un principio- fue llamado a testificar en el juicio, y quien explicó que por entonces las recetas no tenían que ir acompañadas del DNI de la persona y que los medicamentos se expedían tal cual se les solicitaba, a excepción de dos tipos, unos de ellos, los antipsicóticos.

La Sala comparte con el Ministerio Fiscal la sensación de «haberse quedado sin conocer en profundidad los hechos ocurridos» y alerta de que es «indudable» que l instrucción «se quedó a medias en la investigación de los hechos perpetrados y de todos los posibles responsables». Añade que «basta con examinar los repertorios de jurisprudencia para conocer que todo este tipo de supuestos están relacionados con fraudes económicos y estafas al propio servicio de salud, siendo evidente que tuvieron que participar más personas».

Autenticidad

También se hace hincapié en que el hecho de que la receta fuera emitida por un licenciado en Medicina no la convierte en auténtica «desde el momento en que ha quedado perfectamente demostrado» que el firmante «sabía que no iba a ser destinado a ningún paciente que él hubiera examinado y del que pudiera aseverar la necesidad médica de pautarle ese fármaco concreto como remedio a una patología determinada».